27 de junio de 2010

¡Esto sí que es variedad!

Ayer por la tarde, paseando por la madrileña Gran Vía, no pudimos evitar fijarnos en uno de los tantos tenderetes que hay a lo largo de calle, en los que lo mismo te venden una postal de la Puerta de Alcalá que una botella de agua, una muñeca vestida de faralaes o una bolsa de regalices. Hay tantos tenderetes como este que ya no llaman la atención, pero en el que se encuentra justo enfrente del cine Callao hay un cartel que yo no había visto en ningún otro. Según dice, entre otras cosas, el encargado del tenderete:


TENEMOS DE TODO DE LO QUE HAY

Vamos, que seguro que aquí puedes venir a pedir cualquier antojo que se te ocurra, como si se tratara de los Reyes Magos. Nos vino a la cabeza el papel de taxista que tan bien representó Guillermo (Willy) Montesinos en la película Mujeres al borde de un ataque de nervios, que llevaba en su taxi hasta colirio para los ojos...

23 de junio de 2010

No han dado ni una...

Muchas veces me propongo no ser tan perversa con los gazapos que me encuentro por ahí, e incluso intento hacer la vista gorda con algunos de ellos. Pero es que hoy en El Mundo (en la sección de cultura, para más inri) me lo han puesto a tiro... Leo la siguiente noticia:


No tenía ni idea de a qué se refería exactamente lo del beso en Times Square ni sabía quién era la enfermera en cuestión, así que he pulsado en el enlace para leer la noticia completa... Casi me da algo. Entre otras cosas, me he encontrado lo siguiente:
  • La enfermera que se hizo famosa [...], para celeberar el final de la Segunda Guerra Mundial [...]
    ¿Celeberar? Este verbo debe de ser nuevo, porque no lo había oído en la vida.
  • La fotografía del Día de la Victoria [...] se convirtió en un ícono de la celebración del fin de la guerra luego de que fue publicada en la revista "Life".
    ¿Ícono? Otra palabra nueva...
    ¿Luego de que? En fin, no tengo nada en contra de que en algunos países de habla hispana, allende los mares, se utilice esta expresión; pero que yo sepa, esta noticia se ha publicado en la edición española del periódico...
  • La identidad de la enfermera en la fotografía permaneció inédito hasta [...]
    ¿La identidad, inédito? Esto de la concordancia de sustantivo y adjetivo parece que no lo llevan demasiado bien...
  • La imagen también marcó la vida [...]. Se convirtió en un reclamo para para participar [...]
    ¿Para para? Será por si no nos habíamos enterado.
Esta vez se han superado: nada menos que cinco erratas, una por párrafo (incluso en un párrafo hay dos seguidas), supongo que para que estén más repartidas. Siento ser tan criticona, pero se han lucido, desde luego...

Alienígenas entre nosotros

La verdad es que siempre he sido una persona "efervescente", es decir: me da respeto y un poco de miedo el mar (bueno, mucho miedo...), pero, a la misma vez, siempre me ha atraído de una manera inexplicable, como un acantilado de esos de vértigo que da terror y atrae, a la misma vez.

Aun así, no cabe duda de que, si nos paramos a pensar en ello, los seres que habitan en el mar son los más extraños que existen en todo el planeta Tierra. Yo siempre digo que parecen alienígenas, que no parecen terrícolas, porque no veo qué tienen de parecido los pepinos marinos, los calamares, los pulpos o las langostas con ningún otro ser de este planeta. Para muestra, un botón:

Existe un tipo de medusa, cuyo nombre científico es "Turritopsis nutricula", y que los amigos conocen como "Medusa inmortal".

¿Por qué ese seudónimo? Pues porque parece ser que esta medusa, una vez alcanza su madurez reproductiva, es capaz de volver a su fase de polipoide, que es la primera etapa de su vida (vamos, de recién nacida). Y este ciclo lo puede repetir una y otra vez, tantas veces como "quiera". En resumen, una medusa que se resetea una y otra vez, y que puede vivir eternamente.

Son alienígenas, os lo digo yo...

¡¡Vamos a Rohan!!

En una entrada anterior os contábamos cómo era posible alojarse en pequeños hotelitos rurales construidos al estilo de la Comarca, con sus puertas y ventanas redondas y techos bajos, tal y como les gusta a los hobbits.
Pues siguiendo con esta misma temática basada en las novelas y películas de "El señor de los anillos", he encontrado la manera de visitar también Rohan, y Edoras. Bueno, o casi...
Una empresa neozelandesa de viajes organizados ofrece excursiones en vehículos todoterreno hasta Mount Sunday, que es la colina en la que se construyó Edoras, la capital del reino de Rohan, para las películas de Peter Jackson.
Aunque nada de todas esas magníficas construcciones ha quedado allí, sí que se puede disfrutar de una vista espectacular de 360º de montañas cubiertas de nieve perpetua, en un paraje solitario y salvaje, que, según tengo entendido, merece una visita a Nueva Zelanda.
Si os animais, o quereis informaros más del tema, aunque sólo sea a través del ciberespacio (Nueva Zelanda pilla tremendamente mal desde España, la verdad...), aquí teneis el enlace:

15 de junio de 2010

Cuadernos germánicos (XIII): viaje de vuelta

Salimos de Maguncia poco después de comer y llegamos a Orleans por la noche, acompañados prácticamente todo el camino por la lluvia que no nos ha caído durante todo el tiempo que hemos pasado en Alemania. Se nos hace de noche por el camino y está tan oscuro que no vemos ni los castillos que hay por esta ruta, que normalmente se ven desde la carretera. Encontramos enseguida el hotel Escale Oceania, que es donde nos vamos a alojar por esta noche.

Estatua de Juana de Arco en la Place du Matroi
Al día siguiente nos levantamos temprano y damos una pequeña vuelta por el centro histórico de Orleans. El tiempo no acompaña demasiado desde que hemos llegado a Francia, y además no hay demasiadas cosas que ver: nos acercamos en primer lugar a la catedral gótica, uno de los edificios más conocidos de la ciudad, que incluso tiene al lado una pequeña zona de aparcamiento. Muy cerca está la casa de Juana de Arco, que en realidad no es tal, puesto que la auténtica se quemó en un incendio y la que se puede visitar en la actualidad es una reproducción moderna. Por último, y de camino hacia la catedral para recoger el coche, pasamos por la plaza du Matroi, en la que están montando el mercado aunque no sé yo si se acabarán volando todos los tenderetes...

Como hemos visto más o menos lo importante y nos sobra tiempo, decidimos poner en marcha nuestro plan B, que consiste en desviarnos un poco de la ruta y acercarnos hasta La Rochelle. No sé si en el trayecto desde Orleans hay algo relacionado con la Tierra Media o qué, pero juro que vi un cartel en la carretera que indicaba Rohan-Rohan. Me pilló tan de sorpresa que no atiné a hacerle una foto, y en el camino de vuelta no hubo manera de volver a encontrar ese cartel...

De esta ciudad destaca sobre todo su casco antiguo, con sus características calles cubiertas por arcos, que albergan los puestos de los vendedores durante los días en que tiene lugar el mercado. Como siempre, optamos por dejar el coche en un aparcamiento y recorrerla andando. Además La Rochelle es pequeña, así que no hay problema para verlo todo en no demasiado tiempo. En la misma plaza en la que se encuentra la catedral hay un aparcamiento, así que soltamos el coche y nos disponemos a caminar por la ciudad.

Catedral de La Rochelle
La catedral está consagrada a San Luis, y el edificio original data del siglo XIII. Fue destruida varias veces, y los trabajos de reconstrucción fueron interrumpidos también varias veces por falta de presupuesto. Los campanarios nunca llegaron a terminarse, por lo que oficialmente la construcción está incompleta. En cualquier caso, la verdad es que esta catedral no es de las que llama la atención, a mí por lo menos. Y más después de haber podido ver la de Colonia... Ni punto de comparación con esta, desde luego, aunque para gustos ya se sabe.

Otros de los edificios interesantes para ver son la casa de Enrique II, que se construyó en el siglo XVI, y que destaca porque no se trata de una casa auténtica sino que está formada por galerías y pasillos superpuestos que componen un laberinto. Sólo puede visitarse reservando con antelación, así que como hemos venido a la aventura nos quedamos sin verlo. El otro edificio importante es el ayuntamiento, del cual no se sabe con seguridad quién fue el arquitecto que lo diseñó. Se puede acceder libremente a su patio interior.

Puerto viejo
Pero sin duda, lo más destacable de La Rochelle es su puerto antiguo, que fue construido en el siglo XIII, y se fortificó prácticamente desde el inicio de su construcción. Es famoso porque desde él zarpaban los barcos que se dirigían a las colonias de América del Norte, y durante la Segunda Guerra Mundial se convirtió en base para las operaciones de la flota de submarinos alemanes. En sus cercanías es donde se concentran la mayoría de los restaurantes de la ciudad; en casi todos ellos se ofrece principalmente pescado, que recomiendo. Hay menús de diferentes precios para elegir, aunque cuidadín sobre todo con las bebidas y los postres, porque ahí se subirán a la parra. Y por supuesto, a pesar de ser un sitio de lo más turístico, aquí también los franceses no hablan en otra cosa que no sea francés ni aunque los maten...

También en las cercanías del puerto están algunas de las torres que dominan la ciudad; son cuatro: la de San Nicolás, en la parte oeste del puerto, que data del siglo XIV y es la más alta de todas; la de la Cadena, del siglo XV, situada enfrente de la anterior; la de la Linterna, que se encuentra en el extremo este del puerto, está unida a las anteriores por medio de una muralla y sirve a la vez como faro y lugar defensivo; y la del Reloj, que es la que da entrada al casco antiguo de la ciudad.

Después de la visita a La Rochelle, ponemos rumbo a España. Nuestra próxima parada es Oiartzun, concretamente el hotel Lintzirin. De nuevo el tiempo es lluvioso, a pesar del sol que nos ha acompañado en La Rochelle, y cuando llegamos ya es de noche así que nos acomodamos en el hotel, ponemos un poco la tele (no sé por qué nos da por ver un partido de fútbol en euskera, porque no consigo entender más que cuatro palabras de cada cien...) y dormimos hasta el día siguiente.

Como Juan no conoce San Sebastián y yo le he dicho miles de veces que es una de las ciudades más (para mi gusto) bonitas que he visitado, hemos decidido hacer una pequeña parada aquí antes de volver a casa. Dejamos el hotel por la mañana temprano y nos vamos hacia allí. Aparcamos en Pío XII y recorremos la ciudad andando, para variar.

Catedral del Buen Pastor
Caminando en dirección al paseo marítimo, el primer sitio en el que paramos es en la catedral del Buen Pastor, que por cierto me entero de que el arquitecto encargado de su construcción se inspiró en la catedral de Colonia para edificarla. Como es muy temprano aún y no hemos desayunado, paramos en un bar de la avenida de la Libertad, con un camarero muy simpático que nos trata como si nos conociera de toda la vida. Desde allí, horror y terror, veo que hay unas vallas justo en el paseo marítimo, así que no sé si nos podremos acercar a la playa o no...

Falsa alarma: al ir hacia el ayuntamiento vemos que la valla no obstaculiza el paso hacia la playa; menos mal. Vamos caminando hacia nuestra derecha, en dirección a la parte antigua, y pasamos por el puerto, a los pies del monte Urgull. Junto al puerto se encuentra el aquarium, que fue fundado allá por el año 1928, aunque se han llevado a cabo en él numerosas reformas hasta que hace poco ha quedado como se conoce actualmente. La última vez que estuve en San Sebastián, normalmente acabábamos aquí el paseo; sin embargo esta vez continuamos un poco más allá, por el paseo nuevo, que rodea la montaña y está justo pegado al mar. Cuando haga muy mal tiempo supongo que no se podrá andar por allí, porque si a veces en invierno he visto las olas saltar por encima de la barandilla de la playa de la Concha, con el mar tan cerca, el oleaje debe de ser espectacular.

Volvemos sobre nuestros pasos y esta vez nos adentramos un poco en el casco viejo, con sus calles estrechas y muy animadas, llenas de tascas y de tiendas. En esta zona se encuentran, además, la iglesia de Santa María, del siglo XVIII, y la iglesia de San Vicente, del XVI. El centro del casco viejo es la plaza de la Constitución, que fue una antigua plaza de toros y que en la actualidad acoge la famosa tamborrada que se celebra cada 20 de enero. Detrás de la plaza se encuentra el monte Urgull, con un camino que sube hasta una fortaleza que data del siglo XII y que hoy es un parque.

De nuevo en el puerto, seguimos caminando paralelos al paseo marítimo. Frente a la playa de la Concha está la isla de Santa Clara, justo en mitad de la bahía. Se puede acceder a ella en el servicio regular de barco que sale hacia allí desde el puerto cada media hora. A pesar de su reducido tamaño, la isla tiene también una playa (conocida como la perla de la Concha) que sólo aparece cuando la marea está baja. Sin embargo, hay bastante gente que visita Santa Clara en verano, por lo que la playa tiene incluso servicio de socorrista, duchas y un chiringuito.

Sin duda, la estrella de San Sebastián es la playa de la Concha, que tiene esa forma tan característica que le da su nombre, y que suele salir en casi todas las postales. Sin embargo también hay otras playas, como la de Ondarreta (a continuación de la de la Concha) y la de Zurriola. Caminando por el paseo marítimo llegamos hasta el palacio de Miramar, de estilo inglés y con unas vistas espectaculares a la bahía. El edificio es propiedad del ayuntamiento, y actualmente está destinado a la celebración de congresos y seminarios organizados por la Universidad del País Vasco. Sin embargo, el acceso a los jardines es totalmente libre.

Peine del Viento
Por último, dejando atrás la playa de Ondarreta, nos encontramos al final del paseo marítimo con el famoso peine del Viento, justo a los pies del monte Igueldo. Se trata de una de las obras más famosas del escultor vasco Eduardo Chillida; está formada por tres esculturas de acero, adosadas a las rocas y casi metidas en el mar. La plaza desde la que se ven las tres esculturas, cuyo suelo es de adoquines, se diseñó de tal manera que cuando rompen las olas y el agua entra por la cueva que hay debajo del suelo, sale por unos agujeros que se encuentran en él. Si te colocas encima de uno de estos agujeros, no sólo notarás perfectamente un chorrazo de agua y aire, sino que puede que, como yo, acabes con unos pelos de loca que paqué. Este monumento es de acceso libre y no tiene horario; imagino que, como en el paseo nuevo, únicamente no dejarán pasar cuando haya mucho oleaje.

Después de este agradable paseo, caminamos de nuevo hasta Pío XII para recoger el coche y hacer una última parada, precisamente en el monte Igueldo, que se encuentra situado en la parte alta de la ciudad, en su lado occidental, y ofrece unas espectaculares vistas de la bahía. Tiene además un pequeño parque de atracciones, que data de principios del siglo XX. Para acceder al monte, tanto en coche como a pie, hay que pagar una tasa de 1’70 € por persona. También, si lo preferimos, se puede subir en el funicular, que sale de Ondarreta cada 15 minutos y cuesta 2,50 ida y vuelta por persona.

Por la tarde, ya en casa, ponemos punto final a nuestro viaje. Ha sido un palizón de nada menos que 7.000 kilómetros recorridos en algo menos de dos semanas, pero desde luego ha merecido la pena. Como colofón, me quedo sin duda con nuestra última foto:

San Sebastián desde el monte Igueldo

12 de junio de 2010

Ay, esa concordancia...

Hacía ya unos cuantos días que no encontraba ningún gazapo digno de reseñarse (los de las tildes desaparecidas darían para varias entradas al día, así que esos no los suelo contar), pero la verdad es que el titular de hoy me ha dejado un poco despistada. Se trata de una noticia publicada en El Mundo, que dice lo siguiente:

titular
De toda la vida, a mí me había parecido que la palabra "decisión" pertenecía al género femenino y, como tal, siempre que lleva un adjetivo, éste debe ser también femenino. Pero ahora de repente resulta que no, que las decisiones son esperanzadores, en masculino; o al menos eso es lo que afirman los periodistas de este diario. ¿O será que se la ha vuelto a jugar el duende de las teclas?

Si es que así no hay quien se aclare...

10 de junio de 2010

¡Increíble!

Hoy he llegado a una página web que me ha dejado de lo más sorprendida. Se trata de los dibujos, todos ellos realizados con lápiz de grafito, de un tal Paul Lung (que con ese apellido no sé si será chino, coreano o de dónde).

En el enlace aparecen unos cuantos, y la verdad es que en prácticamente todos ellos resulta imposible distinguir si se trata de un dibujo hecho a mano o si en realidad es una fotografía. Varios comentarios que han dejado en la propia página dicen que es imposible que eso lo haya dibujado alguien, y que todo está hecho con Photoshop... No tengo ni idea de si será así, pero aunque me da una envidia tremenda ver lo bien que dibuja este hombre, sí quiero creer que efectivamente son dibujos hechos a mano alzada y utilizando únicamente los lápices como material de trabajo.

Podéis juzgar vosotros mismos y dar vuestra opinión, pero en mi caso, después de haber visto esto y, como digo, casi morirme de envidia, sinceramente, he estado a punto de tirar a la basura todos mis útiles de dibujar...

7 de junio de 2010

Cuadernos germánicos (XII): Maguncia

Con todo el dolor de mi corazón, el día que según nuestra agenda nos toca visitar Maguncia es también el día que se termina nuestro viaje por Alemania... Ya nos habíamos dado un pequeño rulo por la ciudad el día anterior, después de recoger a Mapi en el aeropuerto, pero cuando salimos era de noche y vimos pocas cosas, porque de todas formas teníamos previsto alargar la visita el jueves desde por la mañana hasta la hora de comer, en que volveríamos a España (haciendo noche en Francia).

Como de costumbre, dejamos el coche en un parking y recorremos la ciudad andando; además todo el Altstadt (centro histórico) es peatonal, así que las posibilidades de moverse por allí en coche son más bien pocas. Hay una curiosidad, y es que las placas con el nombre de las calles están pintadas en dos colores: unas son de fondo rojo y otras de fondo azul. Nunca recuerdo cuál es el color que indica cada cosa, pero por lo visto se pintaron así para que, durante la Segunda Guerra Mundial, los soldados supieran si la calle en la que estaban era paralela o perpendicular al río. Precisamente junto al río es donde aparcamos, muy cerca del muelle desde el que salen los barcos que hacen las excursiones por el Rin.
Mainzer Dom
Una de las cosas imprescindibles para ver en Maguncia es, por supuesto, su famosa Dom (catedral): es uno de los templos más imponentes de Alemania, y está construida en piedra arenisca roja, con multitud de detalles, y coronada por una torre octogonal. Tuvo su bautismo de fuego, nunca mejor dicho, en 1009, cuando se incendió por completo el mismo día de su consagración, y posteriormente se incendiaría unas cuantas veces más. Lo que hoy vemos es una muestra del arte románico del siglo XII, y la entrada al edificio es gratuita; si lo que queremos visitar el museo diocesano, que se encuentra justo al lado, sí deberemos pagar.
Heiliggeist Kirche
Más que nada como curiosidad, pasamos por la Heiliggeist Kirche (iglesia del Espíritu Santo). Actualmente no se utiliza como iglesia sino que fue remodelada y se ha convertido en un bar de copas, con su terracita y todo. Además de la catedral, una de las cosas que me apetecía visitar en Maguncia era sin duda el Gutenberg Museum (museo Gutenberg). Precisamente en esta ciudad fue donde nació, allá por el año 1398, Johanes Gutenberg, el supuesto inventor de la imprenta. Esto de si fue realmente él quien inventó la imprenta daría para muchas horas de conversación, porque según los expertos no está tan claro que fuera Gutenberg, que por lo visto era un poco espabilado y se copió del invento de otros... En cualquier caso y mientras los estudiosos no se aclaren, oficialmente fue él el artífice del invento, y fue gracias a él y a la asignatura "Historia del libro" por lo que Maguncia me sonaba y era una de las ciudades que quería visitar.

Gutenberg Museum
El museo Gutenberg es bastante grande, y ocupa varias plantas de un edificio, con numerosas salas que muestran la historia de la imprenta desde sus inicios hasta la impresión como la conocemos en la actualidad. Hay prensas históricas, máquinas tipográficas antiguas, salas dedicadas a la imprenta en otros países, así como manuscritos y obras de arte impresas. La estrella del museo es la famosa Biblia de las 42 líneas, que es la obra cumbre de Gutenberg. Yo ya la había visto en otra exposición que hubo en Madrid hace un montón de años, y aquí la vemos a duras penas porque está en una sala especial, y no para de entrar y salir gente todo el tiempo, y de amontonarse junto a las vitrinas. También se pueden ver demostraciones de cómo funcionaba la imprenta en la antigüedad. Como nosotros vamos por libre no tenemos guía que nos lo explique, pero pillamos a un grupo de turistas noruegos y, como la teoría ya me la conozco, mientras la guía lo explica en noruego yo se lo voy explicando a Juan. Por cierto, descubro que algunas palabras en noruego se entienden y todo, jaja.

La visita al museo la puedes hacer todo lo larga que quieras; nosotros estamos allí dentro unas dos horas, pero es que no puedo dejar de curiosearlo todo... La pena es que dentro no se pueden hacer fotos, ni con flash ni sin él, así que la única foto que tengo es de la entrada al museo. Si además de ver el museo quieres probar por ti mismo la tecnología de Gutenberg, puedes acceder a la Druckladen (imprenta), que allí te plantan una bata y te dejan una prensa para que hagas tus pinitos. Eso sí, esto hay que hacerlo previa cita, así que lo de plantarse allí a la aventura no puede ser. A la salida del museo tenemos la tienda, en la que casi me vuelvo loca porque hay tantas cosas que no sé qué comprar: imprentas en miniatura, imanes para el frigorífico, postales, láminas, cuadernos, material de papelería... Al final me decido por una reproducción de una página de la Biblia de las 42 líneas, concretamente la que habla del apocalipsis. Toma ya.

Marktplatz
Al salir del museo nos damos una vueltecilla por el casco antiguo, y entre otras cosas vemos la Marktplatz (que no puede faltar en toda ciudad alemana que se precie; es como nuestra plaza Mayor) y la fuente del Carnaval, además de callejear un poco y quedarnos alucinados al ver en el escaparate de una tienda un HK G36; supongo que es de pega, aunque lo mismo resulta que en Alemania las armas están así de fácilmente al alcance de cualquiera...

Después del paseo, decidimos buscar un sitio donde comer para, a continuación, poner rumbo a Francia. Esto de visitar una ciudad con alguien que la conoce está muy bien, porque Mapi nos lleva a un sitio que no puedo dejar de recomendar. El lugar en cuestión es la cervecería Eisgrub, que está muy cerca del centro histórico, concretamente en Weissliliengasse 1. Aprovechando que nuestra última noche en Alemania la pasamos con ella, habíamos ido a cenar a este sitio el día anterior y hoy también comemos allí.

En Eisgrub sirven toda clase de comida típica alemana, pero su especialidad o platos estrella son dos, así que uno lo probamos para cenar y el otro al día siguiente para comer:

* Salchicha: pero no una salchicha cualquiera, no. En este sitio la especialidad es la salchicha de medio metro, y además acompañada de col y patata asada.
* Codillo: he probado el codillo varias veces, pero en ningún sitio tan rico como aquí. Siempre había comido el codillo digamos normal, sin más floritura que el repollo y las patatas. Pero en este sitio, además, te lo ponen con una capa crujiente por fuera que está de muerte. Por cierto, con una sola ración de codillo comemos los tres. Además de que comemos bien, el sitio no resulta nada caro. ya que tanto la cena como la comida (incluyendo también las ensaladas y las bebidas) nos sale a unos 10 euros por persona las dos veces que hemos ido.

Aprovecho también para hacer algunas aclaraciones que nunca está de más tenerlas en cuenta: en Alemania, si para beber pides agua, te la suelen poner con gas porque es bastante típico. Así que si no lo especificas, te la servirán con gas. Si la quieres sin gas, deberás pedir "ohne Gas Wasser, bitte" (el "gracias" y el "por favor" para todo, que desde luego da gusto lo correctos que son los alemanes).

Lo que más barato suele salir es siempre la cerveza, a ser posible en jarras de medio litro en adelante; no sé por qué pero tengo la sensación de que si pides una jarra más pequeña te mirarán raro. El agua no es tan cara, pero si pides alguna otra cosa como cocacola, fanta o cualquier otro refresco, prepárate para un buen rejonazo.

Cuando quieras pedir la cuenta, bastará con que le digas al camarero "Bezahlen" (pagar, así en infinitivo). Normalmente te preguntará: "Zusammen?" (¿juntos?). Siempre tienen la costumbre de preguntar si cada uno pagará lo suyo o si por el contrario lo pagarás todo junto. En cualquier caso, prácticamente todo el mundo en Alemania, salvo raras excepciones, suele defenderse bastante bien en inglés.

Y con esto y un bizcocho, se termina nuestro viaje por tierras germánicas... Después de comer empezamos nuestro viaje de vuelta, en el que tenemos previsto parar a dormir una noche en Orleans y la siguiente en Oiartzun (los hoteles en San Sebastián, que es nuestra última parada, estaban imposibles de fechas y de precios).

6 de junio de 2010

La importancia de la tipografía

Reconozco que a veces llego a ser un poco maniática con esto de fijarme en todo lo que veo escrito a mi alrededor, y de hecho hay algo que he visto ya tantas veces que no me llama tanto la atención; pero la primera vez que lo leí, me quedé pensando en el mal partido que le sacaron a las posibilidades que ofrecen los diferentes usos de la tipografía.

Se trata de un cartel situado en la puerta del mesón Los Faroles, en el sur de Madrid. En él aparece el siguiente texto, dividido en varios renglones, como indico aquí:

comuniones
bautizos
asados de
encargo

En la fotografía se ha cortado la palabra comuniones, así que sólo puede verse el resto. Sin embargo, la tipografía utilizada para comuniones es diferente a la que se ha usado para lo demás. Y puede que yo sea un poco retorcida, pero al ver este cartel,

asados
no puedo evitar pensar que podían haber puesto comuniones y bautizos utilizando el mismo tipo de letra, y el resto del texto con otra diferente; porque siempre que paso por allí y lo leo, lo que me da por pensar es que en este restaurante se dedican, entre otras cosas, a asar bautizos por encargo...

Lo más leído