7 de febrero de 2013

Cuadernos lusos (VIII): alrededores de Oporto

Después de dedicarle un par de días a Oporto, el último de ellos lo aprovechamos para visitar varios sitios que están más o menos cerca de allí. Nuestra primera parada es Braga, aunque no llegamos a visitar la ciudad sino únicamente el santuario de Bom Jesús, que nos han recomendado varias personas.

Llegamos temprano y dejamos el coche a los pies del santuario, para subir hasta él desde las escaleras casi interminables que, por cierto, casi me da un aire al verlas. Hay un pequeño elevador que te lleva hasta prácticamente la entrada del santuario, pero es tan pronto que todavía no lo han puesto en funcionamiento así que toca subir andando...

De todas formas, una vez arriba vemos que ha merecido la pena el esfuerzo, no sólo por las vistas de la ciudad sino por el recorrido que podemos hacer en el propio templo. Además el santuario es lugar de peregrinaje, así que se supone que al ir subiendo las escaleras experimentamos la Pasión de Cristo y nuestra recompensa por el esfuerzo es llegar al templo de Dios, que se encuentra en la cima de la colina.

Se puede visitar su interior, que merece la pena, y además también los alrededores. El santuario se encuentra ubicado en un sitio privilegiado, en un terreno que se expropió para construir un parque; su extensión es bastante grande, está lleno de parterres de flores y tiene hasta un pequeño lago junto a unas construcciones de lo más bucólicas, que a mí particularmente me recuerdan al famoso Rivendel de El señor de los anillos.

Después de buscar un sitio donde comer, que ya va siendo hora, nos encaminamos en dirección a otra de las ciudades en las cercanías de Oporto; se trata de Viana do Castelo. Aquí nos dedicamos a callejear un poco, pero nuestra visita a la ciudad es bastante breve.

En realidad lo que nos interesa visitar es la basílica de Santa Luzía (parece que hoy va de edificios religiosos la cosa), que se encuentra en las afueras, en el monte de Santa Luzía.

Al igual que al santuario del Bom Jesús, al de Santa Luzía también se puede subir en funicular, aunque nosotros optamos por ir en coche y dejarlo justo en la explanada que hay a la entrada. Allí hay además algunos puestos callejeros donde podremos comprar recuerdos, si nos apetece.

Este templo se construyó en el siglo XX, al parecer a semejanza del de Sacre Coeur francés, y su exterior es simplemente espectacular.

Una vez dentro no es para tanto la cosa, e incluso subir a la cúpula los días de mucha afluencia de gente resulta un poco agobiante; hay un semáforo que indica si puedes subir o no, pero por lo que podemos ver la gente no le hace demasiado caso... Eso sí, una vez arriba las vistas son alucinantes: el río, el puerto, toda la ciudad... Una maravilla, desde luego.

Por último, y después de esta breve visita a Viana do Castelo, nuestra última parada de hoy es Guimaraes. Además de callejear un poco por la ciudad, lo que vamos a visitar allí son dos cosas: por un lado el castillo de San Miguel, construido en el siglo X para defender de los ataques el monasterio que se encontraba allí.

El castillo tiene siete torres, y la más importante de todas ellas es, por supuesto, la del homenaje, a la que subimos y desde la que contemplamos las vistas a casi 30 metros de altura. También recorremos el camino de ronda a través de la pasarela que rodea todo el patio de armas.

En segundo lugar, visitamos el palacio de los Duques de Braganza, una casa señorial del siglo XVI que fue la residencia de Afonso, Conde de Barcelos (posteriormente Conde de Braganza, de donde toma su nombre el palacio). Este edificio, Monumento Nacional, se puede visitar ya que fue transformado en museo para exponerlo al público. Me llaman la atención unos tapices que me resultan familiares, hasta que descubro al leer una de las cartelas que son copias de los que vi una vez en la iglesia parroquial de Pastrana, en Guadalajara.

La exposición me gusta mucho, pero lo que más me llama la atención de este palacio es el patio que tiene en el centro. No sé si es que tengo el día friki o qué, pero me recuerda muchísimo a la entrada del castillo dorado de Meduseld, que también aparece en El señor de los anillos; cosas que pasan...


Al día siguiente volvemos de nuevo a España, esta vez pasando por la provincia de Salamanca.

6 comentarios:

  1. Me gustó mucho Oporto, pero nada que ver con la adoración que siento por mi querida Lisboa, ya sabes :P

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  2. Ya sé que tienes esto bastante desactualizado últimamente, pero quizá para animarte a que lo actualices más frecuentemente, te acabo de dar un pequeño premio. Puedes verlo en mi último post. Besos!!!

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    1. Es que ya sabes que las vacaciones son incompatibles con actualizar el blog, por lo menos para mí, jaja. Gracias por el premio, a ver si me asomo.

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  3. Hola Espe, me resultan familiares algunas de tus fotos, bonito sitio y muy agradable de leer.

    Un placer visitarte, lo hare con una mayor frecuencia.

    Saludos desde felicidadenlavida
    Un saludo,
    Francisco M.

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    1. La verdad que sí, es un sitio de lo más agradable. Gracias por la visita. :-)

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