El último día del año decidimos empezar acercándonos a Oviedo para dar un paseo por el monte del Naranco. La mañana está un poco nublada y nada más llegar a lo más alto del monte, donde está la escultura del Cristo, nos da la sensación de que se va a poner a llover en cualquier momento; y efectivamente así es.
Nos quedamos un rato por allí, contemplando las vistas de todo Oviedo desde las alturas, y después decidimos volver a bajar. He estado muchas veces en Asturias y unas cuantas también en el monte del Naranco, pero nunca he tenido la suerte de encontrar abiertas ninguna de las dos iglesias: ni la de San Miguel de Lillo ni la de Santa María del Naranco; al ser día 31 de diciembre pensamos que es una fecha un poco mala como para tener esa suerte, pero aun así hacemos dos altos en el camino para ver las dos.
Mi favorita siempre ha sido, desde la primera vez que la vi en una diapositiva en clase de Historia del Arte, la de San Miguel de Lillo. Esta iglesia prerrománica fue fundada nada menos que en el año 848 por el rey Ramiro I, que la dedicó a San Miguel Arcángel y a Santa María.
En 1985, la iglesia de San Miguel de Lillo fue declarada Patrimonio de la Humanidad y, debido al alto grado de humedad del clima asturiano, en el año 2009 se publicó en el periódico La Nueva España un reportaje en el que se advertía el gran deterioro que estaba sufriendo este monumento. Desgraciadamente, esta preciosa iglesia se encuentra incluida, desde el año 2006, en la Lista roja de patrimonio en peligro, elaborada por la asociación Hispania Nostra.
La siguiente parada en nuestro camino es a la altura de la segunda iglesia que se encuentra en este monte, la de Santa María del Naranco. Igual que la anterior, también fue declarada Patrimonio de la Humanidad, y también fue mandada construir por Ramiro I; concretamente se construyó no como iglesia, sino como el conjunto palaciego de este monarca, lo que según los historiadores y los expertos explicaría que se haya conservado en mejores condiciones que la de San Miguel de Lillo.
El día no acompaña demasiado y no apetece mucho andar paseando, así que nos acercamos a Oviedo para pasar fugazmente por la catedral y por el parque de San Francisco; y por supuesto aprovechamos la ocasión para pasar por una pastelería y degustar unos espectaculares carbayones y casadielles, muy típicas de la zona (carbayón es sinónimo de ovetense). Tras la rápida visita a Oviedo (ya tendremos ocasión de pasear más tranquilamente por la ciudad), decidimos dirigirnos hacia Avilés, que ninguno de los dos conoce. Allí buscamos un sitio donde comer tranquilamente y después damos un paseo por el centro de la ciudad, aunque básicamente vemos el ayuntamiento y la iglesia de San Nicolás de Bari.
Por último, rematamos nuestro día volviendo al campamento base por la carretera de la costa, y aprovechamos para hacer un par de paradas en dos playas que queremos visitar.
La playa de Aguilar está muy cerca de Cudillero, concretamente en la localidad de Muros de Nalón. Tiene unos 600 metros de longitud y una roca muy característica que aparece en prácticamente todas las fotografías. Por supuesto, en un día como hoy y ya empezando a atardecer, la playa está completamente vacía, y únicamente vemos a una chica intentando hacer surf, aunque con el viento lo tiene un poco complicado. Y desde luego ni hace falta decir que el chiringuito playero está cerrado a cal y canto.
Separada de Aguilar por la desembocadura del río que lleva el mismo nombre, se encuentra la playa de Campofrío. Esta playa es algo más pequeña que la anterior, y de hecho ni siquiera tiene un tramo de arena, sino que por las escaleras que dan acceso al mar bajas directamente a las rocas.
Después del momento playero, nos dirigimos ya definitivamente a nuestro campamento base; en Casa Bego nos está esperando una de las cenas de Nochevieja más espectaculares que tenemos ocasión de probar en la vida...
"Más importante que el viaje en sí, es lo que queda en el espíritu del viajero."
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18 de abril de 2011
Cuadernos hispánicos (III): Santa María del Naranco, Campofrío y Aguilar
4 comentarios:
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Esta zona no la conozco, tengo muchísimas ganas de ir a Santa María del Naranco, pero aún no se ha dado la ocasión, lástima del día nublado porque se ve precioso!! Bss
ResponderEliminarmatiba: La verdad es que es una zona que merece mucho la pena, así que espero que pronto tengas ocasión de conocerla. Lo del día nublado en diciembre es totalmente normal, aunque siempre se dice eso de que cuando vayas a Asturias te lleves un paraguas aunque sea agosto...
ResponderEliminarNo visitamos esa zona en nuestra única visita a tierras asturianas; estuvimos en la zona más cercana a Cantabria.
ResponderEliminarUn beso
LAKY: Claro, a vosotros la zona pegada a Cantabria os pilla bastante más cerca. Nosotros habíamos estado ya varias veces pero conocíamos también el oriente, y por eso esta vez nos inclinamos por el otro lado.
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