Este castillo lo descubrí, como tantas otras cosas en tierras toledanas, a través de los chicos de la
Orden del Toledo Oculto. He estado allí ya unas cuantas veces, la primera en invierno en un día bastante frío, y la última en verano casi muertos de calor; pero las visitas siempre han merecido la pena, y eso se debe principalmente a la buena labor que hace Óscar, el guía oficial de la Casa de Osuna (que es quien ostenta la propiedad). El
castillo se encuentra en San
Martín de Montalbán, como veis en el mapa, bastante cerca de Toledo.
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Punto de encuentro. |
El castillo se puede visitar por libre; para eso, al llegar al camino de tierra en el que está el acceso, deberemos dejar el coche porque en la entrada hay una valla cerrada con un candado. Sin embargo, si hacemos la
visita guiada (que yo recomiendo sin dudarlo; en el enlace están todos los detalles), esta entrada será el punto de encuentro con Óscar, que nos abrirá para que podamos llegar hasta el castillo en nuestro coche. Esto se hace por motivos prácticos, y es que si ya de por sí la visita es larga, al sumarle el rato de ir y volver andando al castillo se haría más larga aún; así que si nos animamos a ir con Óscar, tendremos la opción de llegar motorizados hasta los pies de esta fortaleza que, por cierto, es la tercera más grande de toda la comunidad de Castilla-La Mancha.
Si
vamos a ver el castillo por libre, podremos acceder siempre que queramos, aunque está prohibido hacerlo entre el 1
de febrero y el 31 de mayo, ya que en esa época es cuando están criando
las águilas que suelen anidar en uno de los lados del castillo, en la
orilla opuesta del arroyo Torcón, y lo suyo es no molestar a los
animales en esa época. En cualquier caso, insisto en que la visita guiada merece muchísimo la pena, porque normalmente la gente que va por libre entra al castillo por la entrada principal, da una vuelta por la zona central, como mucho sube a la muralla y eso es todo; sin embargo, de la mano de Óscar aprenderás muchísimas cosas no sólo sobre el edificio sino sobre la historia de España, sobre castillología y sistemas de defensa, y por supuesto te llevarás de allí un montón de anécdotas y curiosidades.
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Explanada de acceso. |
Lo
primero que llama la atención siempre que se llega al castillo es, sin
duda, su tamaño; ya comentaba que es la tercera fortaleza más grande de Castilla-La Mancha, y la verdad es que impone, porque en el camino de tierra que llega hasta allí vas rodeado de encinas casi todo el tiempo, y no ves el castillo hasta que estás casi a sus pies. Después de dejar los coches en la explanada empezaremos el recorrido, durante el cual iremos haciendo paradas en diferentes puntos, de los que Óscar siempre tendrá algo interesante que contar.
En primer lugar, nos situamos frente al
castillo para saber algo más sobre
el foso y el baluarte. En realidad
actualmente el castillo ya no tiene foso, pero sí podremos ver desde la
entrada cómo en algunos puntos el suelo está algo más bajo, y además
veremos también los restos de una muralla que lo rodeaba. El foso nunca
tuvo agua ni cocodrilos, como sale a veces en las películas, ya que este
castillo estaba pensado como construcción básicamente defensiva y no
como residencia habitual. Del baluarte también se conservan pocos
restos, básicamente varias filas de piedra que forman una torre de
contorno pentagonal, justo enfrente de una de las torres.
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Muralla y al fondo torre albarrana. |
Después
de esta primera introducción accederemos al recinto del
castillo
propiamente dicho, y en la misma entrada conoceremos algunos detalles
sobre los materiales que se utilizaron para su construcción, que en su
mayoría son la piedra y la madera, aunque esta última no se conserva en
prácticamente ningún sitio. Frente a la entrada tenemos la torre
albarrana, que es una de las partes más imponentes del castillo, con sus
casi 20 metros de altura y que se conserva todavía en bastante buen
estado. Desde aquí veremos un tramo de la muralla, que normalmente es lo
que suelen ver los que van por libre, porque al otro lado hay unas
escaleras que nos permiten subir hasta ella. Si vamos siguiendo el
camino que corre paralelo a la muralla, llegaremos a otra de las torres,
en este caso la del homenaje, con forma de espigón (es decir, cuadrada
pero colocada de manera que uno de los picos dé al exterior del
castillo, como forma de protección). Esta torre además tiene varios
matacanes, que se utilizaban para vigilar el perímetro del castillo y
también para lanzar todo tipo de proyectiles u objetos que sirvieran
para alejar al enemigo. Para rematar, la torre tiene además unas cuantas
saeteras, algunas de ellas falsas para despistar a los arqueros
enemigos, ya que desde el exterior parecen reales pero al disparar hacia
ellas, las flechas rebotaban en la pared.
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Entrada principal. |
Si dejamos esta torre a
nuestras espaldas y seguimos rodeando el castillo, llegaremos a la
entrada principal, que acaba en un pasillo bastante estrecho pensado
precisamente para que los enemigos solo pudieran pasar de uno en uno, y
que así fuera más fácil atacarlos. Esta entrada incluye otro sistema más
de defensa (como veis, los que vivían en el castillo lo tenían todo
pensado), unas saeteras que están en el lado opuesto de la puerta y que
también sirven para disparar al enemigo cuando llega a la puerta
principal. Como además se supone que los guerreros sujetaban la espada
con la mano derecha y el escudo con la izquierda, en ese caso las
flechas les llegarían por la derecha con lo cual les sería más difícil
defenderse de los ataques provenientes del castillo. Una vez que
cruzamos la entrada principal nos encontramos en primer lugar la garita,
que es el punto desde el que no solo se protege la entrada principal
sino, principalmente, la torre del homenaje, que está justo encima.
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Puerta de la mora. |
Tras
pasar la garita nos encontramos en el interior del castillo, aunque
de él quedan ya pocos restos. El recorrido continúa por el interior de
los muros, porque aunque solo tendremos precisamente la muralla y todo
lo demás es simplemente tierra (al menos lo que tenemos a simple vista),
Óscar irá haciendo paradas en diversos sitios para explicarnos más
cosas y más curiosidades. Una de ellas son los
aljibes, de los que no
recuerdo la cantidad exacta en litros pero tienen una capacidad inmensa;
también hay un hueco entre el suelo y la muralla, que servía tanto para
arrojar los desperdicios como para evitar que alguien pudiera entrar
por allí; aunque en este caso es bastante complicado hacerlo, porque
toda la parte trasera del castillo da a un cortado desde el que se ve
(los que se atrevan a asomarse) el arroyo Torcón, que está a bastantes
metros de la muralla y por eso en este lado los elementos protectores no
son tantos como en la entrada principal. A continuación encontraremos
una entrada de piedra que asoma al desfiladero del arroyo; la llaman
puerta de la mora porque dice una leyenda que una musulmana que vivía en
el castillo, cuando vio que lo tomaban los cristianos, prefirió
arrojarse desde allí al arroyo con su hijo en brazos para evitar que la
obligaran a convertirse al cristianismo o cosas peores. La verdad es que
impresiona la vista desde esta puerta...
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Vistas desde la pared trasera. |
Un poco más adelante
encontramos, grabadas en la piedra de la muralla, algunas inscripciones
árabes de las que se desconoce su significado exacto. Hay varias teorías
pero de momento no se ha podido probar ninguna de ellas. Y un poco más
adelante, siguiendo el recorrido por la muralla, encontraremos uno de
los puntos más interesantes del castillo; se trata de la
puerta que pudo
cambiar la historia de España. En este tramo estuvimos parados un buen
rato mientras Óscar nos contaba la anécdota de esta puerta, y
precisamente esta anécdota es la que os decía antes que dio de sí como
para hacer un
serial radiofónico que dio nada
menos que para 33 capítulos. Para resumirlo un poco, porque el relato
de Óscar duró cerca de media hora y es un lío de mucho cuidado,
simplemente os contaré que estos hechos tuvieron lugar en 1420, después
de que el rey Juan II de Castilla hubiera sido hecho prisionero por su
primo, el infante Enrique de Aragón. Juan II pudo
escapar y acabó refugiándose en el castillo de Montalbán, que fue
asediado por Enrique durante casi dos meses. Los vecinos de la Puebla de
Montalbán fueron de gran ayuda durante ese asedio, por lo que Juan II
los recompensó con la concesión de un mercado semanal. Y esta puerta
tuvo un papel crucial, ya que era desconocida por los que asediaban el
castillo y fue por allí por donde se pudo enviar a un mensajero para que
avisara de que el rey estaba prisionero; si no hubiera existido esta
puerta, o si no hubieran sabido de ella, es posible que Enrique de
Aragón hubiera acabado siendo rey.
En
esta zona del recinto del castillo tenemos también las antiguas
viviendas, tanto las de nos nobles como las de la población civil, que
cuando había algún problema en la localidad, se refugiaba dentro de la
muralla que rodea al castillo. Se supone que también había una iglesia,
aunque hoy día no quedan restos visibles. Y también en esta zona hay una
piedra un poco misteriosa, con un hueco en el centro y un dibujo
grabado (en principio con forma de pez, pero no está del todo claro),
que no se sabe muy bien si se utilizaba para moler grano o si tenía
alguna otra función.
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En lo alto de la torre del homenaje. |
Después de esto, volveremos de nuevo hacia la
garita del principio y podremos usar las escaleras que están adosadas a
la muralla para subir a la
torre del homenaje; normalmente esto se hace
cuando el grupo que hace la visita no es demasiado numeroso, o cuando
no hay niños muy pequeños, porque la escalera es un poco empinada, con
escalones muy estrechos e incluso en algunos puntos muy deteriorados, y
además no tiene pasamanos ni nada de nada. Pero la verdad es que la
subida merece la pena, no solo por las increíbles vistas sino también
por ver una de las pocas estancias que aún queda más o menos en pie
dentro del castillo. Al llegar al final de la escalera tendremos que
avanzar un poco más, por un pasillo muy estrecho por el que tendremos
que acabar pasando agachados, para ir a salir a la parte de la torre en
la que podremos ver, entre otras cosas, las saeteras y matacanes de los
que os hablaba al principio. Se cree que el espacio inferior de esta
torre se pudo utilizar como almacén o cuadra. Y por último, si no hay
demasiada gente en el grupo y los pocos que hay se quieren animar, se
puede subir también a la planta más alta de la torre; aquí hay que andar
con cuidado, primero porque en esta zona no hay paredes ni nada más que
el suelo bajo nuestros pies, y segundo porque en el suelo hay un
agujero bastante grande y si nos colamos por él y aterrizamos en la
primera planta, es probable que nos hagamos algún estropicio...
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Junto al pozo. |
Con
la subida a la torre ya estaremos casi terminando nuestra visita al
castillo, aunque nos espera una sorpresa más. Y es que hay una leyenda
que dice que, si visitas el recinto
la noche del 27 de diciembre, podrás
encontrarte con un caballero templario que dirá en voz alta:
¿Quién me
ayudará a conquistar Jerusalén? Y si en ese momento hay alguien por
allí (tú o quien sea) y lo escucha, deberá contestarle:
Yo te ayudaré a
conquistar Jerusalén. Y entonces, siempre según la leyenda, el
caballero le mostrará, a quien le haya contestado, dónde está escondido
el tesoro de los templarios. Pero, como siempre dice Óscar cuando cuenta
esta leyenda, el verdadero tesoro lo tenemos aquí mismo, entre los
muros del castillo y al tener la oportunidad de visitarlo. Por último,
después de bajar de la torre volveremos de nuevo a la entrada principal y
veremos la coracha, que es un sistema de fortificación (otro más de los
muchos que tiene este castillo) consistente en un muro que suele estar
cercano a una toma de agua y avanza hasta una torre albarrana. Y
efectivamente, junto a esta coracha tenemos el pozo del castillo, que
además se supone que tiene un pasadizo que lo uniría con el pozo de la
cercana iglesia de Santa María de Melque, también relacionada con los
templarios y que por supuesto también os recomiendo que visitéis si
tenéis ocasión.
Como
veis, no puedo más que recomendar la visita a este increíble castillo; y
desde luego si puede ser con guía mucho mejor, porque desde luego, con Óscar
no verás el castillo; conocerás el castillo.
Estuve hace tiempo con mis tíos y me encantó. Hicimos visita guiada pero el chico no se llamaba Óscar... aunque le ponía el mismo entusiasmo. La anécdota de la puerta tiene su puntito histórico, no me digas que no. Un besazo.
ResponderEliminarEs que es una maravilla, no me extraña que te encantara. A ver si organizamos otra visita un día de estos, cuando haga menos calor.
EliminarMOLT BON DÍA, Librera!!! A ver, con su permiso ya paso antes de la cena pa leer el post...
ResponderEliminarBuen día, tabernero. Cuando quiera puede usted pasar por aquí, faltaría más.
EliminarEsperanza, dos apuntes rápidos que si quieres corriges en el post:
ResponderEliminar-El castillo de Montalbán, no es la fortaleza más grande de Castilla-la Mancha. Es la tercera más grande
-El infante Enrique de Aragón, nunca fue rey.
Aparte de eso, está todo bien.
Un saludo y muchas gracias. Ya lo leí hace tiempo, pero me encanta!!
Muchas gracias, Óscar; parece mentira que con las veces que he escuchado tus explicaciones haya podido tener estos errores tan imperdonables. Lo corrijo ahora mismo. Gracias por pasarte por aquí.
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