Aquí lo teneis:
Uno de las últimos productos milagro en llegar a nuestros hogares es la reinvención de las pulseras magnéticas, aunque en esta ocasión el timo llega revestido de hi-tech… Ya no hablamos de metal sino de neopreno, y el poder curativo no emana de la magnetita sino de ¡tachán! los hologramas (los imanes ya no curan, ahora lo que mola son las fotografías tridimensionales). En su página web, la describen a la perfección (ojo, el olor a magufo es tan fuerte que alguno de vosotros puede llegar a sentir nauseas, mareos e incluso vómitos).
Power Balance ® es un holograma de MYLAR en el que ha sido almacenada una frecuencia procedente de materiales naturales conocidos por sus efectos beneficiosos para nuestro cuerpo.
También se puede leer (no sin sonrojo):
“Cada objeto de este planeta tiene una frecuencia que puede medirse con exactitud, Albert Einstein sabía que todo en el universo emite una frecuencia única“.
A simple vista el timo cumple con todas las características del producto mágico:
- Hace referencia a la energía (“power”)
- Introduce el término “natural” (el mejor señuelo)
- Usa términos científicos (“frecuencia”, “células”, “físico-mecánicas”, “química”)
- Menciona a Einstein (este es otro paso ineludible)
- A falta de ciencia, básate en testimonios (mi amigo Manolito lo probó y va de cine)
Pero ¿es que no han visto las típicas imágenes de un visor infrarrojo en las que las cosas calientes aparecen con más brillo que las de su frío entorno? ¿Y acaso no es la radiación infrarroja un tipo de radiación electromagnética?
En fin, espero no perder mucho más tiempo con esto. Si has decidido creer en los poderes curativos de esta pulsera a pesar de las advertencias, escucha al menos mi consejo y te ahorrarás el precio de la Power Balance (por cierto, nada baratas, valen más 30 euros):
- Pídele a tu padre una vieja tarjeta de crédito VISA que ya no use.
- Pídele a tu herman@ una goma para el pelo.
- Recorta la paloma holográfica de la VISA y pégala con celo a la goma.
- Póntela y “equilíbrate” tu solo con la pulsera DIY.
¡Tachán! Igual de inútil que la de marca pero ahorrándote más de mil durillos (no me des las gracias).
Hay que ser ingenuo para creer que un trozo de plástico te puede cambiar la vida...Pero bueno, mientras haya tontos por el mundo, siempre habrá quien se pueda lucrar a su costa
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