¡¡¡FELIZ 2012!!!
"Más importante que el viaje en sí, es lo que queda en el espíritu del viajero."
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31 de diciembre de 2011
28 de diciembre de 2011
¿Será una inocentada?
Por cortesía de geminisdespechada, nos ha llegado una noticia del periódico El País que nos ha dejado dudando un poco, dada la fecha en la que se ha publicado (aunque casi nos quedamos sin día, a falta de nueve minutos).
El titular de la noticia dice nada menos que lo siguiente: "El Rey gana 140.000 euros de sueldo al año, según las cuentas de la Casa Real, echas públicas hoy por primera vez". ¿Tendrá algo que ver con que hoy es el día de los inocentes? Nos gustaría pensar que sí...
El titular de la noticia dice nada menos que lo siguiente: "El Rey gana 140.000 euros de sueldo al año, según las cuentas de la Casa Real, echas públicas hoy por primera vez". ¿Tendrá algo que ver con que hoy es el día de los inocentes? Nos gustaría pensar que sí...
26 de diciembre de 2011
Cuadernos hispánicos (VIII): Santander
En nuestra visita a tierras cántabras, decidimos que no puede faltar dedicarle un día a Santander, así que desde nuestro campamento base en Viveda nos dirigimos allí por la mañana temprano.
Como siempre, buscamos un sitio donde dejar el coche; al final hay que meterlo en un aparcamiento privado, cerca del barrio pesquero, porque hay bastante gente y no somos capaces de encontrar sitio en la calle. Pero al menos nos quedamos tranquilos de que el coche va a estar "bien atendido" durante todo el rato que estemos por la ciudad. Desde el aparcamiento hacemos todo el trayecto andando hasta el extremo opuesto de la ciudad, donde se encuentra el cabo Mayor; y después hacemos el mismo camino en dirección contraria (este recorrido son unos 10 kilómetros en total).
El primer lugar por el que pasamos son los jardines de Pereda, que fueron inaugurados en 1905 en homenaje al escritor cántabro. En las proximidades del parque y los jardines hay una oficina de turismo, a la que aprovechando pasamos para que nos den un plano de la ciudad; además, en esta misma zona tenemos uno de los puntos de alquiler de bicicletas de Santander.
Un poco más adelante pasamos por el Museo Marítimo del Cantábrico, que estuvo cerrado durante una buena temporada y fue inaugurado de nuevo en 2003. Es uno de los museos más importantes de España en cuanto a la difusión del patrimonio marítimo del Cantábrico, y sus fondos incluyen las secciones de biología marina y acuarios, etnografía pesquera, historia marítima y tecnología marítima.
Una vez que llegamos al paseo de la Reina Victoria, lo seguimos hasta el final y llegamos a la península de la Magdalena. Es un parque bastante grande, y se encuentra situado en una zona que en la antigüedad era el punto más estratégico de Santander. Antes, esta zona no tenía árboles, pero con Alfonso XIII fue repoblada completamente. La península se puede recorrer siguiendo los caminos que encontramos marcados en ella, y que suman un total de casi 3 kilómetros; si no nos apetece caminar, podemos disfrutar de este recorrido en el tren turístico magdaleno, que además de darnos el paseo nos va contando cosillas sobre el recorrido.
Dentro de la península está también el famoso palacio de la Magdalena, que se construyó a principios del siglo XX, a iniciativa de los habitantes de Santander, para alojar en él a la familia real. Actualmente, el palacio alberga la universidad Menéndez Pelayo, en la que se organizan sus cursos de verano. No lejos de él se encuentran las caballerizas reales, que hoy día se utilizan como residencia para los estudiantes extranjeros de la universidad, y tienen junto a su edificio un pequeño parque infantil. Si dejamos atrás el palacio, llegaremos por otro camino hasta el llamado museo del hombre y la mar, que es un espacio al aire libre en el que se encuentran las tres carabelas, réplicas de las de Cristóbal Colón, que el marinero cántabro Vital Ansar donó a la ciudad. Junto al museo encontramos el mini-zoo, que alberga varias especies de animales marinos, aprovechando la circunstancia de que el agua que recibe viene directamente del mar.
Ya llegando a la playa del Sardinero, en la plaza de Italia, encontramos el Gran Casino, construido e inaugurado en 1916. Es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, junto con el hotel Real. Y ya al final del paseo marítimo, dejando a nuestra izquierda (se ve ligeramente desde el paseo) el estadio del Sardinero, llegamos al otro extremo de la ciudad, concretamente al faro de Cabo Mayor, que alberga en la actualidad el Centro de Arte Faro de Cabo Mayor. Este rincón es un lugar ideal para disfrutar del mar, y desde el punto más alto, donde se encuentra el faro, las vistas merecen la pena.
De nuevo de camino hacia el coche, nos desviamos un poco para pasar por la catedral, construida sobre una antigua abadía y consagrada a Nuestra Señora de la Asunción; es de estilo gótico aunque ha sido ampliada y reformada posteriormente. Sufrió diversos desperfectos, principalmente a causa del incendio que tuvo lugar en la ciudad en 1941, y se llevó a cabo su reconstrucción entre 1942 y 1953. La catedral consta de dos plantas superpuestas, siendo la inferior la más antigua, y de un claustro con dependencias anejas. En una de las puertas de acceso a ella se encuentra una de las representaciones más antiguas de los emblemas de Castilla y León. Además, sus ventanas están decoradas con vidrieras, aunque éstas son actuales.
Otro lugar que se encuentra cerca de aquí, aunque no podemos visitarlo porque a pesar de ser de acceso gratuito hay que concertar la visita con la oficina de turismo, es la biblioteca y casa de Menéndez Pelayo, uno de los edificios más significativos de la arquitectura montañesa, construida en 1876 y de influencia francesa; el interior, decorado prácticamente igual que en la época en la que Menéndez Pelayo vivía, tiene diversas estancias que incluyen desde el despacho de don Marcelino hasta la sala de lectura y el depósito de libros, así como el comedor, la sala de estar y la cama en la que murió.
Por supuesto, ni que decir tiene que las playas de Santander, desde el museo Marítimo del Cantábrico, hasta el faro de Cabo Mayor, son numerosísimas; algunas de ellas, además, están incluidas entre las más limpias de España. Yendo desde un extremo a otro del paseo marítimo, las playas que encontramos son: la de los Peligros, la de la Magdalena, la de los Bikinis, la del Camello, la de la Concha, las del Sardinero, la de los Molinucos y la de Mataleñas.
Y con esto termina nuestra visita a Santander. Al día siguiente nos esperan Castro Urdiales y Laredo...
Como siempre, buscamos un sitio donde dejar el coche; al final hay que meterlo en un aparcamiento privado, cerca del barrio pesquero, porque hay bastante gente y no somos capaces de encontrar sitio en la calle. Pero al menos nos quedamos tranquilos de que el coche va a estar "bien atendido" durante todo el rato que estemos por la ciudad. Desde el aparcamiento hacemos todo el trayecto andando hasta el extremo opuesto de la ciudad, donde se encuentra el cabo Mayor; y después hacemos el mismo camino en dirección contraria (este recorrido son unos 10 kilómetros en total).
El primer lugar por el que pasamos son los jardines de Pereda, que fueron inaugurados en 1905 en homenaje al escritor cántabro. En las proximidades del parque y los jardines hay una oficina de turismo, a la que aprovechando pasamos para que nos den un plano de la ciudad; además, en esta misma zona tenemos uno de los puntos de alquiler de bicicletas de Santander.
Un poco más adelante pasamos por el Museo Marítimo del Cantábrico, que estuvo cerrado durante una buena temporada y fue inaugurado de nuevo en 2003. Es uno de los museos más importantes de España en cuanto a la difusión del patrimonio marítimo del Cantábrico, y sus fondos incluyen las secciones de biología marina y acuarios, etnografía pesquera, historia marítima y tecnología marítima.
Una vez que llegamos al paseo de la Reina Victoria, lo seguimos hasta el final y llegamos a la península de la Magdalena. Es un parque bastante grande, y se encuentra situado en una zona que en la antigüedad era el punto más estratégico de Santander. Antes, esta zona no tenía árboles, pero con Alfonso XIII fue repoblada completamente. La península se puede recorrer siguiendo los caminos que encontramos marcados en ella, y que suman un total de casi 3 kilómetros; si no nos apetece caminar, podemos disfrutar de este recorrido en el tren turístico magdaleno, que además de darnos el paseo nos va contando cosillas sobre el recorrido.
Otro lugar que se encuentra cerca de aquí, aunque no podemos visitarlo porque a pesar de ser de acceso gratuito hay que concertar la visita con la oficina de turismo, es la biblioteca y casa de Menéndez Pelayo, uno de los edificios más significativos de la arquitectura montañesa, construida en 1876 y de influencia francesa; el interior, decorado prácticamente igual que en la época en la que Menéndez Pelayo vivía, tiene diversas estancias que incluyen desde el despacho de don Marcelino hasta la sala de lectura y el depósito de libros, así como el comedor, la sala de estar y la cama en la que murió.
Por supuesto, ni que decir tiene que las playas de Santander, desde el museo Marítimo del Cantábrico, hasta el faro de Cabo Mayor, son numerosísimas; algunas de ellas, además, están incluidas entre las más limpias de España. Yendo desde un extremo a otro del paseo marítimo, las playas que encontramos son: la de los Peligros, la de la Magdalena, la de los Bikinis, la del Camello, la de la Concha, las del Sardinero, la de los Molinucos y la de Mataleñas.
Y con esto termina nuestra visita a Santander. Al día siguiente nos esperan Castro Urdiales y Laredo...
12 de diciembre de 2011
¿En qué estaban pensando?
Hacía ya bastante que no escribía una entrada con algún gazapo de los que me suelo encontrar en los periódicos digitales; por falta de tiempo llevo una temporada en la que no le estoy prestando la atención suficiente a las noticias, pero la de hoy me ha resultado imposible pasarla por alto.
Es un poco temprano y tengo que reconocer que al principio he pensado que quizá estaba aún medio dormida y no había leído bien.
Pero al hacer una segunda lectura ya he comprobado que lo que estaba leyendo era del todo cierto: ahora Ramón Tamames se apellida Mamames; y en la entradilla de la noticia se les ha colado un duende que ha quitado las comillas y los espacios en blanco; también me acabo de enterar de que "escritor" y "catedrático" se escriben con mayúsculas...
Parece que al redactor de la noticia del ABC de hoy, el madrugón le ha sentado aún peor que a mí...
Es un poco temprano y tengo que reconocer que al principio he pensado que quizá estaba aún medio dormida y no había leído bien.
Pero al hacer una segunda lectura ya he comprobado que lo que estaba leyendo era del todo cierto: ahora Ramón Tamames se apellida Mamames; y en la entradilla de la noticia se les ha colado un duende que ha quitado las comillas y los espacios en blanco; también me acabo de enterar de que "escritor" y "catedrático" se escriben con mayúsculas...
Parece que al redactor de la noticia del ABC de hoy, el madrugón le ha sentado aún peor que a mí...
30 de octubre de 2011
El camarero sumiso
De todos es sabido que, en algunas zonas de España y también en algunos países de Hispanoamérica, se dan muy a menudo en el habla dos fenómenos lingüísticos bastante conocidos: el ceceo y el seseo.
Curiosamente, ambos fenómenos no siempre se limitan al habla, sino que a la hora de escribir, hay algunas personas que no tienen del todo claro cuál es la grafía correcta de ciertas palabras que llevan C o S. Así, nos encontramos con que ocurren cosas como esta:
Cuando a mi hermana le entregaron la cuenta en el bar de Sevilla donde estuvo hace unos días, lo primero que se le ocurrió fue que la había atendido un camarero de lo más manso...
Curiosamente, ambos fenómenos no siempre se limitan al habla, sino que a la hora de escribir, hay algunas personas que no tienen del todo claro cuál es la grafía correcta de ciertas palabras que llevan C o S. Así, nos encontramos con que ocurren cosas como esta:
Cuando a mi hermana le entregaron la cuenta en el bar de Sevilla donde estuvo hace unos días, lo primero que se le ocurrió fue que la había atendido un camarero de lo más manso...
19 de octubre de 2011
Vocablos nuevos...
Hacía ya bastante que no recogíamos un gazapo de la prensa; y no precisamente por falta de ellos, sino por falta de tiempo para dedicarnos más detenidamente a ponerlos en el blog... Esta vez, ha sido el diario El Mundo el afortunado "gazapeador", con una noticia que trata sobre personas con antecedentes de agresiones sexuales.
El titular de la noticia (resulta muy curioso cómo en tantísimas ocasiones se dan estos errores en los titulares, que es precisamente lo que llama más la atención de una noticia...) dice lo siguiente:
Está claro que o el redactor estaba aún dormido (la noticia ha aparecido sobre las 5 de la mañana) o que estaba el pobre con un poco de hambre y por eso se ha comido una letra. Lo que me pregunto ahora es cuál sería el verbo relacionado con esta nueva palabra... ¿Gredir?
El titular de la noticia (resulta muy curioso cómo en tantísimas ocasiones se dan estos errores en los titulares, que es precisamente lo que llama más la atención de una noticia...) dice lo siguiente:
Está claro que o el redactor estaba aún dormido (la noticia ha aparecido sobre las 5 de la mañana) o que estaba el pobre con un poco de hambre y por eso se ha comido una letra. Lo que me pregunto ahora es cuál sería el verbo relacionado con esta nueva palabra... ¿Gredir?
2 de octubre de 2011
¿Acaso hay otra manera?
Ayer tuvimos ocasión de conocer, gracias a Merche, a un grupo de pintores que nos dejaron de lo más sorprendidas. Normalmente todos solemos encontrarnos por la calle, en las paredes, en las farolas o en las marquesinas de autobús, carteles en los que se anuncian ofertas de lo más variopinto, desde alquileres de pisos o habitaciones hasta publicidad de empresas de reformas, cerrajeros de urgencia o incluso notificaciones de mascotas perdidas o convocatorias de cursos para preparar oposiciones.
Pero el cartel de estos pintores supera con creces todo lo que habíamos visto hasta ahora. Sólo con ver la imagen, entenderéis perfectamente a qué nos estamos refiriendo.
No sabemos si es que trabajan mediante telequinesia, o si es que tienen alguna varita mágica como las que usan Harry Potter y su amigos (bueno, y sus enemigos también), o cuál será exactamente el misterio de su forma de trabajar. Pero la verdad es que nosotras todavía le estamos dando vueltas a si a lo mejor es que hay una manera de pintar casas que no sea mandando a los pintores allí...
Pero el cartel de estos pintores supera con creces todo lo que habíamos visto hasta ahora. Sólo con ver la imagen, entenderéis perfectamente a qué nos estamos refiriendo.
No sabemos si es que trabajan mediante telequinesia, o si es que tienen alguna varita mágica como las que usan Harry Potter y su amigos (bueno, y sus enemigos también), o cuál será exactamente el misterio de su forma de trabajar. Pero la verdad es que nosotras todavía le estamos dando vueltas a si a lo mejor es que hay una manera de pintar casas que no sea mandando a los pintores allí...
29 de septiembre de 2011
Exposición de Antonio López. Agotadas las entradas... y agotada mi paciencia
Hace un par de días tuve el inmenso placer de disfrutar de la exposición monográfica que el Museo Thyssen ha dedicado al genial pintor Antonio López.
No tengo más que elogios para la organización del evento, y teniendo en cuenta que el último monográfico dedicado a este pintor tuvo lugar en el año 93, creo que es una oportunidad única para volver a disfrutar de su obra.
No puedo decir lo mismo de la gente asistente a dicho evento.
A pesar de que, en la misma entrada de las salas dedicadas a la exposición, había un cartel bien visible en el que se pedía silencio (dentro de una lógica, claro, tampoco se trata de estar como en misa), y de que se apagasen los teléfonos móviles, la mayoría del público asistente hacía caso omiso de los dos ruegos.
Ya me parece vergonzoso tener que mostrar por escrito estas dos normas, pues yo lo presupongo de cualquier visita a un sitio cultural semejante, pero que, encima de que se especifica por escrito, la gente siga saltándose las normas a la torera, ya me parece inconcebible.
No se trata de ser radical, pero, sinceramente, a mí no me apetece estar intentando disfrutar de unos momentos de tranquilidad, admirando obras de arte, mientras hay un grupo de cotorras a mi lado, paradas enfrente de un cuadro, contándose sus vidas a todo volumen, con absoluta desconsideración hacia el resto de asistentes, o escuchar teléfonos móviles sonar, ¡y gente que los contestaba y se ponía conversar!
No culpo a los vigilantes, porque lo cierto es que mandaron callar y mantener silencio un sinfín de veces, en la hora larga que estuve allí, pero es que ni por esas.
Me pareció un espectáculo lamentable...
28 de septiembre de 2011
Cuadernos hispánicos (VII): San Vicente de la Barquera
Como en Comillas ha habido sitios a los que no hemos podido entrar y acabamos la visita antes de lo previsto, por la tarde decidimos acercarnos a San Vicente de la Barquera. No lo habíamos apuntado en nuestra guía porque no teníamos pensado ir, así que sacamos nuestro espíritu aventurero, sin saber qué lugares podemos ver allí, y nos plantamos después de comer.
San Vicente de la Barquera siempre ha sido un pueblo marinero, y en la Edad Media destacó porque desde aquí salían las expediciones a Terranova para pescar bacalao. Esta localidad es también un importante paso del Camino de Santiago en la ruta costera.
Como siempre, lo primero que hacemos es buscar un sitio donde aparcar; lo encontramos enseguida, al lado de la estación de autobuses. Además, cerca de allí está la oficina de turismo, pero es aún un poco temprano y la pillamos cerrada, con lo cual decidimos dar una vuelta por nuestra cuenta.
Estamos bastante cerca del puerto, así que nos damos un agradable paseo por esa zona. Como localidad pesquera que es San Vicente, no puede faltar este lugar; el puerto es más o menos pequeñito (de tamaño me parece bastante similar, quizá algo más grande, al que hemos visto por la mañana en Comillas).
Esta vez no tenemos ocasión, como en otros lugares, de ver regresar a los barcos pesqueros que durante el día salen a faenar. Tampoco visitamos la lonja de pescado para ver en directo la subasta; pero el mal es menor, porque ya hemos tenido ocasión de verlo en algún otro lugar. Para los que son de zona marítima y están acostumbrados a verlo será de lo más normal, pero para los que somos del interior es bastante curioso de ver...
Muy cerca del puerto se encuentra el castillo del Rey, que es lo siguiente que visitamos. Este castillo es uno de los mejores ejemplos de arquitectura defensiva de Cantabria, y fue construido en 1210, después de que el rey Alfonso VIII le concediera a la villa su fuero. Tras haber sido rehabilitado, el castillo puede visitarse y alberga una exposición permanente sobre la historia de San Vicente de la Barquera.
Merece la pena hacer un hueco para ver la exposición, ya que es muy interesante; además, por los 1'40 euros que te cobran por la entrada, te llevas de regalo unas vistas estupendas de toda la localidad.
Actualmente, el castillo también se utiliza para celebrar diversos eventos culturales.
Una de las cosas que podremos ver en su totalidad desde lo alto del castillo es el famoso puente de la Maza, todo un ejemplo de ingeniería medieval, que comenzó a construirse en piedra durante el siglo XV sobre una construcción anterior realizada en madera.
Hubo un tiempo en el que este puente llegó a tener nada menos que 32 arcos, y fue considerado uno de los más grandes de toda la zona. El puente actual, como lo podemos ver hoy en día, data de la época del rey Carlos III.
Si dejamos el castillo a nuestras espaldas y continuamos la subida, llegaremos hasta la iglesia de Santa María de los Ángeles, construida entre los siglos XIII y XVI sobre otra iglesia anterior, y ejemplo típico del gótico montañés. En sus inmediaciones se encuentran los restos del hospital de la Concepción, que acogía y prestaba asistencia a los peregrinos que realizaban la ruta costera del Camino de Santiago.
Hay algunos otros sitios interesantes que podemos visitar en San Vicente, pero con esto de que hacemos nuestro viaje en invierno, está empezando a atardecer, así que nos toca volver antes de que se haga de noche. Si alguien tiene más tiempo, puede animarse a visitar también el santuario de la Barquera (donde dicen que se apareció la patrona del municipio),el palacio de la familia Corro (que se construyó en el siglo XVI para acoger a los enfermos pobres de la villa, y hoy día alberga la sede del ayuntamiento), el convento de San Luis (un monasterio del siglo XV, donde se alojó Carlos I durante su visita), la muralla (que rodeaba la parte alta de la localidad y de la que hoy día se sigue conservando la mayor parte) y la torre del Preboste (un torreón que defiende una de las antiguas puertas de entrada a San Vicente de la Barquera, y que debe su nombre a que era la sede del preboste, el oficial del rey para la recaudación de impuestos durante la Edad Media).
Nosotros ponemos rumbo a nuestro campamento base, ya que al día siguiente nos espera una intensa visita a la ciudad de Santander.
San Vicente de la Barquera siempre ha sido un pueblo marinero, y en la Edad Media destacó porque desde aquí salían las expediciones a Terranova para pescar bacalao. Esta localidad es también un importante paso del Camino de Santiago en la ruta costera.
Como siempre, lo primero que hacemos es buscar un sitio donde aparcar; lo encontramos enseguida, al lado de la estación de autobuses. Además, cerca de allí está la oficina de turismo, pero es aún un poco temprano y la pillamos cerrada, con lo cual decidimos dar una vuelta por nuestra cuenta.
Estamos bastante cerca del puerto, así que nos damos un agradable paseo por esa zona. Como localidad pesquera que es San Vicente, no puede faltar este lugar; el puerto es más o menos pequeñito (de tamaño me parece bastante similar, quizá algo más grande, al que hemos visto por la mañana en Comillas).
Esta vez no tenemos ocasión, como en otros lugares, de ver regresar a los barcos pesqueros que durante el día salen a faenar. Tampoco visitamos la lonja de pescado para ver en directo la subasta; pero el mal es menor, porque ya hemos tenido ocasión de verlo en algún otro lugar. Para los que son de zona marítima y están acostumbrados a verlo será de lo más normal, pero para los que somos del interior es bastante curioso de ver...
Muy cerca del puerto se encuentra el castillo del Rey, que es lo siguiente que visitamos. Este castillo es uno de los mejores ejemplos de arquitectura defensiva de Cantabria, y fue construido en 1210, después de que el rey Alfonso VIII le concediera a la villa su fuero. Tras haber sido rehabilitado, el castillo puede visitarse y alberga una exposición permanente sobre la historia de San Vicente de la Barquera.
Merece la pena hacer un hueco para ver la exposición, ya que es muy interesante; además, por los 1'40 euros que te cobran por la entrada, te llevas de regalo unas vistas estupendas de toda la localidad.
Actualmente, el castillo también se utiliza para celebrar diversos eventos culturales.
Una de las cosas que podremos ver en su totalidad desde lo alto del castillo es el famoso puente de la Maza, todo un ejemplo de ingeniería medieval, que comenzó a construirse en piedra durante el siglo XV sobre una construcción anterior realizada en madera.
Hubo un tiempo en el que este puente llegó a tener nada menos que 32 arcos, y fue considerado uno de los más grandes de toda la zona. El puente actual, como lo podemos ver hoy en día, data de la época del rey Carlos III.
Si dejamos el castillo a nuestras espaldas y continuamos la subida, llegaremos hasta la iglesia de Santa María de los Ángeles, construida entre los siglos XIII y XVI sobre otra iglesia anterior, y ejemplo típico del gótico montañés. En sus inmediaciones se encuentran los restos del hospital de la Concepción, que acogía y prestaba asistencia a los peregrinos que realizaban la ruta costera del Camino de Santiago.
Hay algunos otros sitios interesantes que podemos visitar en San Vicente, pero con esto de que hacemos nuestro viaje en invierno, está empezando a atardecer, así que nos toca volver antes de que se haga de noche. Si alguien tiene más tiempo, puede animarse a visitar también el santuario de la Barquera (donde dicen que se apareció la patrona del municipio),el palacio de la familia Corro (que se construyó en el siglo XVI para acoger a los enfermos pobres de la villa, y hoy día alberga la sede del ayuntamiento), el convento de San Luis (un monasterio del siglo XV, donde se alojó Carlos I durante su visita), la muralla (que rodeaba la parte alta de la localidad y de la que hoy día se sigue conservando la mayor parte) y la torre del Preboste (un torreón que defiende una de las antiguas puertas de entrada a San Vicente de la Barquera, y que debe su nombre a que era la sede del preboste, el oficial del rey para la recaudación de impuestos durante la Edad Media).
Nosotros ponemos rumbo a nuestro campamento base, ya que al día siguiente nos espera una intensa visita a la ciudad de Santander.
13 de septiembre de 2011
Reciclar tubos de cartón
Prácticamente todos tenemos en casa guardados un montón de cables, algunos de los cuales a veces ni siquiera somos capaces de recordar de qué cacharro eran o para qué valían. ¿Estás hasta las narices de volverte loco cada vez que buscas uno? ¿Ya no aguantas la forma en la que los cables se enredan entre ellos, que parece que tuvieran vida propia?
Te ofrecemos una idea que puede darte la solución a estos quebraderos de cabeza. No es que la idea sea especialmente glamourosa, pero seguro que la encontrarás de gran utilidad y además para ello vamos a utilizar materiales que hay en todas las casas. Se trata nada más y nada menos que de reciclar los tubos de cartón que solemos tirar a la basura cuando se nos termina un rollo de papel higiénico. Ahora, en lugar de tirarlos, los podrás utilizar para organizar tu lío de cables. ¿Cómo? Muy sencillo: por cada cable que tengas deberás disponer de un tubo; sólo tienes que doblar el cable haciendo un ovillo un poco alargado, y después introducirlo en el tubo. Así:
Una vez que hayas repetido esta misma operación con el resto de cables que tienes, el resultado será bastante diferente; seguirás teniendo los mismos cables, pero al menos no se acabarán liando entre ellos y te será mucho más sencillo encontrarlos cuando los necesites.
¡Más fácil imposible!
Te ofrecemos una idea que puede darte la solución a estos quebraderos de cabeza. No es que la idea sea especialmente glamourosa, pero seguro que la encontrarás de gran utilidad y además para ello vamos a utilizar materiales que hay en todas las casas. Se trata nada más y nada menos que de reciclar los tubos de cartón que solemos tirar a la basura cuando se nos termina un rollo de papel higiénico. Ahora, en lugar de tirarlos, los podrás utilizar para organizar tu lío de cables. ¿Cómo? Muy sencillo: por cada cable que tengas deberás disponer de un tubo; sólo tienes que doblar el cable haciendo un ovillo un poco alargado, y después introducirlo en el tubo. Así:
Una vez que hayas repetido esta misma operación con el resto de cables que tienes, el resultado será bastante diferente; seguirás teniendo los mismos cables, pero al menos no se acabarán liando entre ellos y te será mucho más sencillo encontrarlos cuando los necesites.
¡Más fácil imposible!
2 de septiembre de 2011
Hemos vuelto
Después de algunas semanas veraniegas un poco ajetreadas, que incluyeron médicos y hospitales (de hecho fueron tan ajetreadas que no tuvimos ni tiempo de colgar el cartel de "cerrado por vacaciones" antes de marcharnos), por fin hemos vuelto a la rutina diaria.
Atrás quedan los días de vacaciones, de cambio de aires, de sol, de playa, de montaña... Pero hemos vuelto con energías renovadas, así que muy muy pronto estaremos de nuevo por aquí dando guerra.
Saludos de nuevo para todos aquellos que ya han vuelto, y feliz verano para los que todavía no se hayan marchado de vacaciones.
Atrás quedan los días de vacaciones, de cambio de aires, de sol, de playa, de montaña... Pero hemos vuelto con energías renovadas, así que muy muy pronto estaremos de nuevo por aquí dando guerra.
Saludos de nuevo para todos aquellos que ya han vuelto, y feliz verano para los que todavía no se hayan marchado de vacaciones.
7 de agosto de 2011
Madrid, crisol de razas
Ahora que ya se puede volver a pasar por la Puerta del Sol, ayer aprovechamos para dar una vuelta por el centro de Madrid. Y, como era de esperar, todo ha vuelto a la normalidad y por la zona se siguen viendo no sólo multitud de paseantes sino también las mismas cosas curiosas de siempre.
Concretamente en la calle Preciados esquina con Tetuán, estaba la ya famosa señora que lleva allí toda la vida tocando el organillo; pero esta vez estaba muy bien acompañada, en animada charla con uno de estos orcos (o no sé de qué raza serán) que se han puesto de moda últimamente por estos lares... A su lado, un policía que más bien parecía que estuviera haciendo guardia. Y por supuesto, como no podía ser de otra manera, las eternas rebajas de fondo; ya vamos por las segundas.
¿Todavía alguien tiene dudas sobre si los madrileños somos hospitalarios o no?
Concretamente en la calle Preciados esquina con Tetuán, estaba la ya famosa señora que lleva allí toda la vida tocando el organillo; pero esta vez estaba muy bien acompañada, en animada charla con uno de estos orcos (o no sé de qué raza serán) que se han puesto de moda últimamente por estos lares... A su lado, un policía que más bien parecía que estuviera haciendo guardia. Y por supuesto, como no podía ser de otra manera, las eternas rebajas de fondo; ya vamos por las segundas.
¿Todavía alguien tiene dudas sobre si los madrileños somos hospitalarios o no?
2 de agosto de 2011
Cuadernos hispánicos (VI): Comillas
Esta vez es Cantabria el lugar elegido para pasar unos días de relax durante nuestras vacaciones de Navidad. Y el primer sitio que decidimos visitar es Comillas. Como siempre, lo primero que hacemos es buscar un sitio donde poder dejar el coche; no resulta nada difícil, y junto al parque de Sobrellano encontramos un aparcamiento gratuito que además a esas horas está prácticamente vacío.
Aunque llevamos una pequeña guía que hemos hecho con las cosas principales que ver, nos acercamos a la oficina de turismo para pedir un plano. La chica que nos atiende nos señala el lugar en el que nos encontramos y nos indica que, de todos los lugares de interés, los únicos que no se pueden visitar son el capricho de Gaudí y la universidad Pontificia, ya que ambos llevan algún tiempo cerrados por obras. También nos explica que la mejor manera de verlo todo es a través de dos rutas marcadas en el plano: la ruta monumental y la ruta modernista. Lógicamente, las dos rutas se van solapando, así que nos parece que lo más cómodo es llevar el plano a mano e ir marcando en él los lugares que vamos viendo, independientemente de la ruta a la que pertenecen. Yo los iré poniendo en el orden en el que los vemos.
En primer lugar y dado que es lo que más cerca nos pilla, vamos a ver el Parque de Sobrellano, en cuyo interior se encuentran el palacio y la capilla-panteón del mismo nombre. El palacio se empezó a construir en 1881, y fue encargado por el primer marqués de Comillas. La capilla-panteón está realizada en piedra de sillería labrada y rematada con una torre alta. En su decoración interior destacan también las vidrieras, además de los primeros muebles diseñados por Gaudí y algunos panteones. Es como una catedral en pequeño.
Se puede pasear libremente por los jardines del parque, pero para acceder al interior, tanto del palacio como de la capilla, sólo se puede hacer mediante visita guiada. Esto en teoría, porque nosotros tenemos un pequeño problema logístico y creo que en temporada baja no organizan visitas...
Desde allí subimos andando por la carretera hasta llegar a la Universidad Pontificia, que está en lo alto de la Cardosa y se comenzó a construir en 1883, en un principio como edificio para la formación de jóvenes sacerdotes. Ahora es propiedad de Caja Cantabria, así que sólo se puede acceder a los jardines; sin embargo en nuestro caso no podemos ni hacerlo, por aquello de las obras. Y de hecho se ven por allí algunas grúas. Así que tenemos que conformarnos con ver la universidad únicamente desde la puerta, que por cierto es uno de los elementos más destacables del conjunto. Algo es algo...
El edificio de la universidad está en la parte más alta de Comillas, así que ahora lo que toca es bajar. Lo siguiente que visitamos es el cementerio, que aunque está más bajo que la Pontificia se encuentra en lo alto de una colina justo frente al mar, así que es otro de los puntos con mejores vistas de Comillas. Este cementerio es bastante pequeñito y se encuentra situado sobre los restos de una antigua iglesia gótica, por lo que todavía se pueden ver algunos arcos y restos de muro; una de las cosas que más me impresiona es ver que en una de las paredes hay varios nichos que, por lo que observo en las fechas, son de niños muy pequeñitos. La verdad es que da un poco de pena... Lo que más destaca en el cementerio es una escultura de un ángel exterminador, que es el símbolo de la villa. Suena de lo más extraño que sea precisamente un ángel exterminador el símbolo de una ciudad, pero por lo visto así es.
Tras la visita al cementerio, bajamos de nuevo y nos acercamos hasta la playa, que es bastante grande (con una longitud de aproximadamente 1 kilómetro) y por lo tanto accesible desde prácticamente cualquier punto de la población. Es de arena dorada y por lo que podemos ver, está bastante limpia. Tiene servicio de socorrista y duchas, y aunque siempre hay algún valiente, nosotros no vemos a nadie bañándose. Supongo que en verano la playa estará más llena, pero me imagino que, como suele ser habitual en el Cantábrico, no llegará a masificarse. Junto a ella se encuentra el puerto, que fue construido en el siglo XVII y costeado principalmente por los vecinos de Comillas. En el pasado tuvo tradición ballenera (de hecho fue el último puerto de Cantabria con esta tradición), y actualmente tiene poca actividad. No es demasiado grande, y está rematado por un pequeño mirador en el que hay una escultura a modo de mástil de embarcación, así como dos cañones.
Un poco más adelante se encuentra el monumento al marqués de Comillas, al que los vecinos quisieron homenajear, como gran benefactor de la localidad que fue. Para ello se encargó una estatua que se encuentra situada en lo alto de una loma. Las vistas desde el monumento son estupendas y el marqués está justo en el borde de la loma, así que si no os importa que os salga en las fotos dándoos la espalda, mejor, porque para inmortalizarlo de cerca no hay otra manera. Frente al monumento se encuentra El Duque, un palacete que se construyó como residencia del duque Almodóvar del Río, de ahí su nombre. Al contrario que otras construcciones, de estilo indiano, en El Duque se aprecia perfectamente la influencia de la arquitectura inglesa. Merece la pena verlo, es un edificio precioso.
Caminando hacia el lado opuesto de donde se encuentran el cementerio y el monumento dedicado al marqués de Comillas, llegamos hasta el mirador de Santa Lucía y nos encontramos con la Portada de la Casa Moro, una obra de Gaudí. Está construida con deshechos de piedra, que se encuentran colocados irregularmente, pero siempre buscando formas redondeadas y huyendo de los picos y las aristas, como era habitual en él. Lo original de esta puerta es que cuenta con tres accesos: uno, el más grande, para carruajes; otro algo más pequeño para personas; y otro redondo, sobre el anterior, para pájaros. Desde luego, está claro que a Gaudí no se le escapaba ni un detalle...
Después seguimos caminando un poco más y llegamos a un edificio que fue construido y costeado por varios vecinos, en principio para albergar la cárcel de la villa, aunque actualmente se ha reformado para convertirlo en albergue para aquellos peregrinos que hacen el Camino de Santiago o la Ruta de Santo Toribio. De hecho, justo frente a este edificio vemos una señal muy curiosa que indica las distancias desde Comillas a Roma, Jerusalén, Santiago de Compostela y Santo Toribio de Liébana.
También pasamos un rato caminando por todo el casco antiguo, donde podemos ver entre otras cosas el Ayuntamiento antiguo, un edificio cuadrado sostenido por arcos en tres de sus fachadas, por lo que es posible pasar bajo ellos; la iglesia de San Cristóbal, en la cual se venera al Cristo del Amparo, que es el patrono de los pescadores. Fue construida gracias al dinero y al trabajo de los vecinos (parece que los comillenses eran muy apañados, porque ya hay más ejemplos de cosas que se animaban a construir o a remodelar); y la fuente de los tres caños, que también funciona como farola, y está situada en la misma plaza del ayuntamiento nuevo, así que pasaréis por ella si vais a la oficina de turismo. Fue dedicada a Joaquín del Piélago, vecino de Comillas, que fue quien financió la traída de aguas a la localidad.
Dejamos prácticamente para el final el Capricho de Gaudí, un edificio realizado por él durante su primera etapa; se trata de una casa con formas redondeadas y una torre. Llama mucho la atención por los llamativos colores con los que está decorada. Eso sí, esto es lo que podemos ver desde el exterior, porque como os digo está cerrado y nos tenemos que conformar con estirar el pescuezo para verlo por encima de la valla. Cuando se tiene la suerte de encontrarlo abierto, se pueden visitar los jardines y/o comer en el restaurante en el que lo han convertido, aunque creo que es de precios no aptos para todos los bolsillos...
Desde aquí volvemos a recoger el coche y nos dirigimos a las afueras de Comillas, concretamente a La Coteruca, una casa situada en lo alto de una colina, mirando al mar. Nos cuesta un poco de trabajo llegar, porque hay un momento en el que las indicaciones se pierden. Al final lo conseguimos, pero lo poco que podemos ver (los restos de las torres y la muralla, ya que el resto fue destruido durante la Guerra Civil) es sólo desde fuera, porque en la actualidad ha sido rehabilitado como edificio de apartamentos y hay carteles por todas partes en los que se indica bien claro que es una propiedad privada y está prohibido el paso. Muy cerca de aquí está el Asilo-hospital de Comillas, que fue construido en 1888 y recuerda un poco en sus formas al palacio de Sobrellano, aunque algo más animado debido a sus colores: rojo y blanco. En la actualidad sigue funcionando como asilo para ancianos, así que únicamente se puede ver por fuera.
Tras abandonar Comillas y viendo que se nos pasa la hora de comer, decidimos hacer un alto en el camino y dirigirnos después hacia San Vicente de la Barquera, para rematar nuestro primer día por tierras cántabras.
Aunque llevamos una pequeña guía que hemos hecho con las cosas principales que ver, nos acercamos a la oficina de turismo para pedir un plano. La chica que nos atiende nos señala el lugar en el que nos encontramos y nos indica que, de todos los lugares de interés, los únicos que no se pueden visitar son el capricho de Gaudí y la universidad Pontificia, ya que ambos llevan algún tiempo cerrados por obras. También nos explica que la mejor manera de verlo todo es a través de dos rutas marcadas en el plano: la ruta monumental y la ruta modernista. Lógicamente, las dos rutas se van solapando, así que nos parece que lo más cómodo es llevar el plano a mano e ir marcando en él los lugares que vamos viendo, independientemente de la ruta a la que pertenecen. Yo los iré poniendo en el orden en el que los vemos.
En primer lugar y dado que es lo que más cerca nos pilla, vamos a ver el Parque de Sobrellano, en cuyo interior se encuentran el palacio y la capilla-panteón del mismo nombre. El palacio se empezó a construir en 1881, y fue encargado por el primer marqués de Comillas. La capilla-panteón está realizada en piedra de sillería labrada y rematada con una torre alta. En su decoración interior destacan también las vidrieras, además de los primeros muebles diseñados por Gaudí y algunos panteones. Es como una catedral en pequeño.
Se puede pasear libremente por los jardines del parque, pero para acceder al interior, tanto del palacio como de la capilla, sólo se puede hacer mediante visita guiada. Esto en teoría, porque nosotros tenemos un pequeño problema logístico y creo que en temporada baja no organizan visitas...
Desde allí subimos andando por la carretera hasta llegar a la Universidad Pontificia, que está en lo alto de la Cardosa y se comenzó a construir en 1883, en un principio como edificio para la formación de jóvenes sacerdotes. Ahora es propiedad de Caja Cantabria, así que sólo se puede acceder a los jardines; sin embargo en nuestro caso no podemos ni hacerlo, por aquello de las obras. Y de hecho se ven por allí algunas grúas. Así que tenemos que conformarnos con ver la universidad únicamente desde la puerta, que por cierto es uno de los elementos más destacables del conjunto. Algo es algo...
El edificio de la universidad está en la parte más alta de Comillas, así que ahora lo que toca es bajar. Lo siguiente que visitamos es el cementerio, que aunque está más bajo que la Pontificia se encuentra en lo alto de una colina justo frente al mar, así que es otro de los puntos con mejores vistas de Comillas. Este cementerio es bastante pequeñito y se encuentra situado sobre los restos de una antigua iglesia gótica, por lo que todavía se pueden ver algunos arcos y restos de muro; una de las cosas que más me impresiona es ver que en una de las paredes hay varios nichos que, por lo que observo en las fechas, son de niños muy pequeñitos. La verdad es que da un poco de pena... Lo que más destaca en el cementerio es una escultura de un ángel exterminador, que es el símbolo de la villa. Suena de lo más extraño que sea precisamente un ángel exterminador el símbolo de una ciudad, pero por lo visto así es.
Tras la visita al cementerio, bajamos de nuevo y nos acercamos hasta la playa, que es bastante grande (con una longitud de aproximadamente 1 kilómetro) y por lo tanto accesible desde prácticamente cualquier punto de la población. Es de arena dorada y por lo que podemos ver, está bastante limpia. Tiene servicio de socorrista y duchas, y aunque siempre hay algún valiente, nosotros no vemos a nadie bañándose. Supongo que en verano la playa estará más llena, pero me imagino que, como suele ser habitual en el Cantábrico, no llegará a masificarse. Junto a ella se encuentra el puerto, que fue construido en el siglo XVII y costeado principalmente por los vecinos de Comillas. En el pasado tuvo tradición ballenera (de hecho fue el último puerto de Cantabria con esta tradición), y actualmente tiene poca actividad. No es demasiado grande, y está rematado por un pequeño mirador en el que hay una escultura a modo de mástil de embarcación, así como dos cañones.
Un poco más adelante se encuentra el monumento al marqués de Comillas, al que los vecinos quisieron homenajear, como gran benefactor de la localidad que fue. Para ello se encargó una estatua que se encuentra situada en lo alto de una loma. Las vistas desde el monumento son estupendas y el marqués está justo en el borde de la loma, así que si no os importa que os salga en las fotos dándoos la espalda, mejor, porque para inmortalizarlo de cerca no hay otra manera. Frente al monumento se encuentra El Duque, un palacete que se construyó como residencia del duque Almodóvar del Río, de ahí su nombre. Al contrario que otras construcciones, de estilo indiano, en El Duque se aprecia perfectamente la influencia de la arquitectura inglesa. Merece la pena verlo, es un edificio precioso.
Caminando hacia el lado opuesto de donde se encuentran el cementerio y el monumento dedicado al marqués de Comillas, llegamos hasta el mirador de Santa Lucía y nos encontramos con la Portada de la Casa Moro, una obra de Gaudí. Está construida con deshechos de piedra, que se encuentran colocados irregularmente, pero siempre buscando formas redondeadas y huyendo de los picos y las aristas, como era habitual en él. Lo original de esta puerta es que cuenta con tres accesos: uno, el más grande, para carruajes; otro algo más pequeño para personas; y otro redondo, sobre el anterior, para pájaros. Desde luego, está claro que a Gaudí no se le escapaba ni un detalle...
Después seguimos caminando un poco más y llegamos a un edificio que fue construido y costeado por varios vecinos, en principio para albergar la cárcel de la villa, aunque actualmente se ha reformado para convertirlo en albergue para aquellos peregrinos que hacen el Camino de Santiago o la Ruta de Santo Toribio. De hecho, justo frente a este edificio vemos una señal muy curiosa que indica las distancias desde Comillas a Roma, Jerusalén, Santiago de Compostela y Santo Toribio de Liébana.
También pasamos un rato caminando por todo el casco antiguo, donde podemos ver entre otras cosas el Ayuntamiento antiguo, un edificio cuadrado sostenido por arcos en tres de sus fachadas, por lo que es posible pasar bajo ellos; la iglesia de San Cristóbal, en la cual se venera al Cristo del Amparo, que es el patrono de los pescadores. Fue construida gracias al dinero y al trabajo de los vecinos (parece que los comillenses eran muy apañados, porque ya hay más ejemplos de cosas que se animaban a construir o a remodelar); y la fuente de los tres caños, que también funciona como farola, y está situada en la misma plaza del ayuntamiento nuevo, así que pasaréis por ella si vais a la oficina de turismo. Fue dedicada a Joaquín del Piélago, vecino de Comillas, que fue quien financió la traída de aguas a la localidad.
Dejamos prácticamente para el final el Capricho de Gaudí, un edificio realizado por él durante su primera etapa; se trata de una casa con formas redondeadas y una torre. Llama mucho la atención por los llamativos colores con los que está decorada. Eso sí, esto es lo que podemos ver desde el exterior, porque como os digo está cerrado y nos tenemos que conformar con estirar el pescuezo para verlo por encima de la valla. Cuando se tiene la suerte de encontrarlo abierto, se pueden visitar los jardines y/o comer en el restaurante en el que lo han convertido, aunque creo que es de precios no aptos para todos los bolsillos...
Desde aquí volvemos a recoger el coche y nos dirigimos a las afueras de Comillas, concretamente a La Coteruca, una casa situada en lo alto de una colina, mirando al mar. Nos cuesta un poco de trabajo llegar, porque hay un momento en el que las indicaciones se pierden. Al final lo conseguimos, pero lo poco que podemos ver (los restos de las torres y la muralla, ya que el resto fue destruido durante la Guerra Civil) es sólo desde fuera, porque en la actualidad ha sido rehabilitado como edificio de apartamentos y hay carteles por todas partes en los que se indica bien claro que es una propiedad privada y está prohibido el paso. Muy cerca de aquí está el Asilo-hospital de Comillas, que fue construido en 1888 y recuerda un poco en sus formas al palacio de Sobrellano, aunque algo más animado debido a sus colores: rojo y blanco. En la actualidad sigue funcionando como asilo para ancianos, así que únicamente se puede ver por fuera.
Tras abandonar Comillas y viendo que se nos pasa la hora de comer, decidimos hacer un alto en el camino y dirigirnos después hacia San Vicente de la Barquera, para rematar nuestro primer día por tierras cántabras.
27 de junio de 2011
¿Itañol?
Hace unos días, dando un paseo por el centro de Madrid, vimos en un restaurante de la calle Toledo un cartel que nos llamó mucho la atención. En él habían puesto los platos que se podían elegir con el menú del día; y hubo uno de ellos que nos dejó un poco intrigadas:
No nos quedó muy claro si es que quien escribiera el cartel se lió entre el español y el italiano, pero la verdad es que le resultó una mezcla de lo más curiosa: Espagüetis Bologñesa. Desde luego, no se puede decir que el nombre del plato no es original al menos...
No nos quedó muy claro si es que quien escribiera el cartel se lió entre el español y el italiano, pero la verdad es que le resultó una mezcla de lo más curiosa: Espagüetis Bologñesa. Desde luego, no se puede decir que el nombre del plato no es original al menos...
18 de junio de 2011
Cuadernos hispánicos (V): León
Dejamos nuestro campamento base de Valdredo y, de camino a casa, decidimos hacer un alto en el camino y pasar por León para dar una vuelta. Llegamos allí a media mañana y lo primero que hacemos es, como siempre, buscar un sitio donde poder dejar el coche para movernos andando.
Encontramos un sitio muy cerca del convento de San Marcos, que desde hace años forma parte de la red de Paradores Nacionales, y después de admirar los exteriores del edificio y la cercana iglesia de San Isidoro (donde por cierto bautizaron a mi padre), vamos caminando un pequeño tramo, siempre paralelos al río, hasta llegar a la calle de Ordoño II, una de las principales de la ciudad.
Se nota que ya hemos dejado atrás Asturias y que no tenemos tan cerca el mar Cantábrico, porque por aquí hace un frío bastante pelón; aunque también es cierto que, para los que odiamos el calor, a pesar de tener que ir de lo más abrigado, esta temperatura es una maravilla...
Siguiendo por la calle Ordoño II, encontramos a nuestra izquierda un edificio que hoy en día alberga las oficinas de Caja España; se trata de la famosa Casa de Botines, diseñada por Gaudí y uno de los pocos edificios que este arquitecto realizó fuera de su Cataluña natal (los otros dos son el Palacio Episcopal de Astorga y el Capricho de Comillas). El estilo de este edificio es inconfundiblemente modernista, y siempre que lo veo me acuerdo de aquellos castillos que construía de pequeña con el juego Exin Castillos. Qué tiempos...
Frente al edificio, como si quisiera vigilar en todo momento lo que pasa en él, encontramos al mismísmo Antonio Gaudí en persona; bueno, se trata en realidad de una estatua, pero la verdad es que está muy conseguida, ahí sentada en uno de los bancos de la plaza. La calle Ordoño II llega a un punto en el que se transforma en la calle Ancha, que es la que nos lleva a la plaza de la catedral. El estilo gótico es uno de mis preferidos y la catedral de León me gusta muchísimo; y a pesar de que hay muchísimas catedrales góticas por el mundo, y he tenido ocasión de ver algunas tan espectaculares como la de Colonia o la de Milán, para mí la de León es no la más bonita del mundo, pero sí de España. Me encanta...
Después de este pequeño paseo buscamos un sitio donde comer, y después ponemos de nuevo rumbo a casa. La visita a León ha sido bastante breve, pero en cualquier caso tenemos pensado volver alguna vez y dedicarle más tiempo, porque es una ciudad que merece la pena.
Encontramos un sitio muy cerca del convento de San Marcos, que desde hace años forma parte de la red de Paradores Nacionales, y después de admirar los exteriores del edificio y la cercana iglesia de San Isidoro (donde por cierto bautizaron a mi padre), vamos caminando un pequeño tramo, siempre paralelos al río, hasta llegar a la calle de Ordoño II, una de las principales de la ciudad.
Se nota que ya hemos dejado atrás Asturias y que no tenemos tan cerca el mar Cantábrico, porque por aquí hace un frío bastante pelón; aunque también es cierto que, para los que odiamos el calor, a pesar de tener que ir de lo más abrigado, esta temperatura es una maravilla...
Siguiendo por la calle Ordoño II, encontramos a nuestra izquierda un edificio que hoy en día alberga las oficinas de Caja España; se trata de la famosa Casa de Botines, diseñada por Gaudí y uno de los pocos edificios que este arquitecto realizó fuera de su Cataluña natal (los otros dos son el Palacio Episcopal de Astorga y el Capricho de Comillas). El estilo de este edificio es inconfundiblemente modernista, y siempre que lo veo me acuerdo de aquellos castillos que construía de pequeña con el juego Exin Castillos. Qué tiempos...
Frente al edificio, como si quisiera vigilar en todo momento lo que pasa en él, encontramos al mismísmo Antonio Gaudí en persona; bueno, se trata en realidad de una estatua, pero la verdad es que está muy conseguida, ahí sentada en uno de los bancos de la plaza. La calle Ordoño II llega a un punto en el que se transforma en la calle Ancha, que es la que nos lleva a la plaza de la catedral. El estilo gótico es uno de mis preferidos y la catedral de León me gusta muchísimo; y a pesar de que hay muchísimas catedrales góticas por el mundo, y he tenido ocasión de ver algunas tan espectaculares como la de Colonia o la de Milán, para mí la de León es no la más bonita del mundo, pero sí de España. Me encanta...
Después de este pequeño paseo buscamos un sitio donde comer, y después ponemos de nuevo rumbo a casa. La visita a León ha sido bastante breve, pero en cualquier caso tenemos pensado volver alguna vez y dedicarle más tiempo, porque es una ciudad que merece la pena.
15-M y ortografía
Durante estas últimas semanas, supongo que en mayor o menor medida, casi todos habremos estado recibiendo (me refiero, por supuesto, a fuentes "independientes", no a lo que nos cuentan los medios de comunicación) todo tipo de mensajes, noticias e imágenes relacionadas con el movimiento 15-M que tiene lugar en España.
Pues bien, ayer recibí un correo con una fotografía que, en mi opinión, es la mejor de todas las que he podido ver hasta ahora:
Aparte de que me ha hecho gracia el mensaje en sí (creo que no hay nada como tomarse la vida con humor, aunque no siempre sea fácil), lo que más me ha llamado la atención es que está escrito correctísimamente, sin una sola falta de ortografía y hasta con tildes, que todavía hay quien piensa que las letras mayúsculas no deben llevarlas obligatoriamente...
Por desgracia, no tengo ni idea de quién es el autor; si a alguien le suena, estaré encantada de ponerlo por aquí.
Pues bien, ayer recibí un correo con una fotografía que, en mi opinión, es la mejor de todas las que he podido ver hasta ahora:
Aparte de que me ha hecho gracia el mensaje en sí (creo que no hay nada como tomarse la vida con humor, aunque no siempre sea fácil), lo que más me ha llamado la atención es que está escrito correctísimamente, sin una sola falta de ortografía y hasta con tildes, que todavía hay quien piensa que las letras mayúsculas no deben llevarlas obligatoriamente...
Por desgracia, no tengo ni idea de quién es el autor; si a alguien le suena, estaré encantada de ponerlo por aquí.
3 de junio de 2011
Pobre "nalítica"
Por cortesía de nuestra querida Itaca, nos ha llegado hoy una imagen de lo más curiosa. Se trata de un cartel encontrado en el hospital Carlos III de Madrid:
El cartel dice lo siguiente:
Por supuesto, está claro lo que querían decir en este letrero; también está claro que un fallo lo puede tener cualquiera, y si no nos ponemos demasiado puntillosos, en realidad un espacio en blanco de más tampoco es para echarse las manos a la cabeza.
Pero es que me ha hecho gracia, porque quizá soy un poco retorcida pero lo primero que he pensado es que la tal "nalítica" debía de ser una señora y que, tratándose de un hospital y habiendo una secretaría específica para solicitar justificantes de haberla atendido, la pobre debe de estar muy pachucha...
El cartel dice lo siguiente:
SECRETARÍA
JUSTIFICANTES DE
ASISTENCIA A NALÍTICA
PUERTA AMARILLA
Por supuesto, está claro lo que querían decir en este letrero; también está claro que un fallo lo puede tener cualquiera, y si no nos ponemos demasiado puntillosos, en realidad un espacio en blanco de más tampoco es para echarse las manos a la cabeza.
Pero es que me ha hecho gracia, porque quizá soy un poco retorcida pero lo primero que he pensado es que la tal "nalítica" debía de ser una señora y que, tratándose de un hospital y habiendo una secretaría específica para solicitar justificantes de haberla atendido, la pobre debe de estar muy pachucha...
29 de mayo de 2011
¿Será muy caro?
Hace unos cuantos días, paseando por Madrid, mi hermana encontró algo que por supuesto me hizo llegar inmediatamente, para colocarlo aquí de cabeza. Como veis ella de vez en cuando también localiza cosillas, pero se ve que es algo más perezosa para esto de escribir entradas, así que por lo general me suelo encargar yo de la logística.
En este caso se trata de un cartel que se encuentra expuesto en un edificio en el cual alquilan dos plantas enteras; como bien indican, lo alquilan todo:
Si se amplía la imagen, veremos que dice exactamente esto:
Lo que no sé es si se habrán equivocado y en realidad lo que querían decir era "Boardilla" del Monte, una localidad a las afueras de Madrid que es donde está la ciudad financiera del Santander. No me ha dado por llamar a los teléfonos que aparecen en el cartel así que no sé por cuánto alquilarán la planta. Pero desde luego, una boardilla es siempre una boardilla...
En este caso se trata de un cartel que se encuentra expuesto en un edificio en el cual alquilan dos plantas enteras; como bien indican, lo alquilan todo:
Si se amplía la imagen, veremos que dice exactamente esto:
Planta y boardilla
Se alquila completo para oficinas o vivienda
Lo que no sé es si se habrán equivocado y en realidad lo que querían decir era "Boardilla" del Monte, una localidad a las afueras de Madrid que es donde está la ciudad financiera del Santander. No me ha dado por llamar a los teléfonos que aparecen en el cartel así que no sé por cuánto alquilarán la planta. Pero desde luego, una boardilla es siempre una boardilla...
24 de mayo de 2011
Una bebida muy vista
Por cortesía de Juan López de Zárate nos ha llegado una imagen que, como se suele decir, vale más que mil palabras. La verdad es que no sé el nombre exacto del bar (si hay algún curioso podría intentar averiguarlo, más que nada por aquello de no quedarnos con la intriga), pero sí se que es uno que está más o menos por la zona de la plaza de Cronos, en Madrid.
En el bar en cuestión sirven, entre otras cosas, una bebida que debe de ser de lo más conocida, porque aunque nunca había visto su nombre por escrito como lo tienen aquí, sí que lo había oído en más de una ocasión.
Además lo tienen de diferentes sabores, que eso para mí sí que es una novedad. No sé qué tal estará el tal "vozka", pero si alguien lo sabe que nos lo cuente, por favor.
Por cierto, por si a alguien le interesara, la forma correcta de pronunciarlo es "votka", ya que en ruso esa "d", al estar delante de otra consonante, se pronuncia prácticamente igual que nuestra "t". Un poco de culturilla general, vaya.
En el bar en cuestión sirven, entre otras cosas, una bebida que debe de ser de lo más conocida, porque aunque nunca había visto su nombre por escrito como lo tienen aquí, sí que lo había oído en más de una ocasión.
Además lo tienen de diferentes sabores, que eso para mí sí que es una novedad. No sé qué tal estará el tal "vozka", pero si alguien lo sabe que nos lo cuente, por favor.
Por cierto, por si a alguien le interesara, la forma correcta de pronunciarlo es "votka", ya que en ruso esa "d", al estar delante de otra consonante, se pronuncia prácticamente igual que nuestra "t". Un poco de culturilla general, vaya.
15 de mayo de 2011
No hay por dónde cogerlo...
Estos chicos de ABC me van a matar de un disgusto cualquier día de estos... Como siempre, mientras leía los titulares de varios periódicos me he encontrado con uno, en este caso sobre el festival de Eurovisión de anoche, que me ha llamado la atención; así que como la curiosidad me podía, he abierto la noticia para leerla completa... Y ya he visto que la entradilla también tenía tela:
Como veis, el titular decía lo siguiente:
He dado por hecho que Corriendo asustados sería el título de la canción, y que el país ganador de este año ha sido Azerbayán. Hasta ahí vale, si no tenemos en cuenta el hecho de que han separado el sujeto del verbo con una coma, que no sólo es totalmente incorrecto, sino que además es de primero de Lengua Española. Pero "corriendo asustados para Azerbayán" no consigo entender qué es exactamente. Supongo que lo correcto habría sido algo así como
En ese caso sí habría sido correcto que apareciera una coma justo antes del verbo, porque dentro del sujeto hemos incluído una aclaración, y eso sí va entre comas. Pero es que sigo leyendo y me encuentro otro expediente X:
Ojiplática (palabra, por cierto, que no aparece en el diccionario de la RAE y creo sinceramente que deberían incluir) me hallo. Esta oración ya sí que no sé ni por dónde cogerla. ¿No habría sido más fácil escribir dos, en lugar de una tan enrevesada que sabemos lo que quiere decir pero también sabemos que está fatal dicho?
No sé si recomendaros que le echéis un poco de valor y leáis el resto de la noticia, porque no tiene desperdicio... Por lo que veo, estas dos cosillas del principio han sido sólo para abrir boca, desde luego.
Como veis, el titular decía lo siguiente:
Corriendo asustados para Azerbayán, gana en Eurovisión
He dado por hecho que Corriendo asustados sería el título de la canción, y que el país ganador de este año ha sido Azerbayán. Hasta ahí vale, si no tenemos en cuenta el hecho de que han separado el sujeto del verbo con una coma, que no sólo es totalmente incorrecto, sino que además es de primero de Lengua Española. Pero "corriendo asustados para Azerbayán" no consigo entender qué es exactamente. Supongo que lo correcto habría sido algo así como
"Corriendo asustados", de Azerbayán, gana en Eurovisión
En ese caso sí habría sido correcto que apareciera una coma justo antes del verbo, porque dentro del sujeto hemos incluído una aclaración, y eso sí va entre comas. Pero es que sigo leyendo y me encuentro otro expediente X:
España queda antepenúltima en un festival donde los hombres van más escotados
que las mujeres resulta rarito
Ojiplática (palabra, por cierto, que no aparece en el diccionario de la RAE y creo sinceramente que deberían incluir) me hallo. Esta oración ya sí que no sé ni por dónde cogerla. ¿No habría sido más fácil escribir dos, en lugar de una tan enrevesada que sabemos lo que quiere decir pero también sabemos que está fatal dicho?
No sé si recomendaros que le echéis un poco de valor y leáis el resto de la noticia, porque no tiene desperdicio... Por lo que veo, estas dos cosillas del principio han sido sólo para abrir boca, desde luego.
11 de mayo de 2011
Cuadernos hispánicos (IV): Bayas y Gijón
Es el último día que pasaremos en Asturias, así que decidimos que nuestra ruta será en plan más relajado que el resto del tiempo, sobre todo porque después de la espectacular cena que nos han puesto los dueños de la casa donde nos alojamos, las uvas, el champán, etc. nos hemos acostado tarde (no demasiado) y por lo tanto no madrugamos como otros días.
A media mañana, más bien casi rozando el mediodía, llegamos a la pequeña localidad de Bayas, donde nos han recomendado visitar su playa, también conocida por su tamaño como el playón de Bayas. También nos han dicho que justo por encima de esta playa pasan los aviones que salen de Asturias, y efectivamente tenemos ocasión de ver uno mientras estamos paseando por allí; seguramente sea el único vuelo del día, porque el 1 de enero no creo que el aeropuerto de Oviedo esté demasiado concurrido... O quizá sí, quién sabe. El caso es que nos han dicho que esta playa es enorme, pero la verdad es que no pensamos que lo sería tanto. Siempre suelo poner fotos o bien de paisajes o bien de monumentos, pero siempre solos; en este caso he colocado una foto en la que aparezco yo en la playa, para dar una mejor idea del tamaño que tiene.
Después de recorrer un buen trecho de playa, nos dirigimos hacia Gijón. No nos resulta demasiado difícil encontrar un sitio donde dejar el coche para poder recorrernos la ciudad caminando. Además da gusto pasear hoy, porque parece casi una ciudad desierta; deben de haber trasnochado mucho todos, porque no se ve prácticamente ni un alma.
Al llegar frente a la playa de San Lorenzo, decidimos en primer lugar recorrerla hacia nuestra izquierda, en dirección a la iglesia de San Pedro y al barrio de Cimadevilla, que está en la parte más alta de la ciudad. Allí arriba, en el cerro de Santa Catalina, en pleno parque de la Atalaya, encontramos un curioso monumento; se trata del elogio al horizonte, del escultor Chillida. Es una escultura de hormigón que fue concebida para ser contemplada desde el interior, ya que en ella se crea un efecto caracola y si nos situamos justo debajo podemos escuchar perfectamente el eco del mar.
Dejamos a nuestra espalda el monumento y seguimos andando para rodear el parque de la Atalaya; de nuevo bajamos hacia el paseo marítimo, donde deshacemos nuestros pasos y recorremos la playa de San Lorenzo hacia el lado opuesto.
Pasamos de nuevo por la iglesia de San Pedro, y aunque nos paramos para verla sólo podemos hacerlo por fuera, ya que se encuentra cerrada. Aun así, merece la pena dedicarle un rato para observarla con toda tranquilidad. Además al ser un día festivo vamos a encontrarnos con que prácticamente todo está cerrado, así que nos dedicamos sólo a pasear relejadamente por Gijón hasta que, siguiendo la línea de la playa, llegamos hasta el parque de San Francisco.
Una vez en el parque sí nos encontramos con más gente; claro que ya es media tarde y la mayoría han descansado, se han recuperado de la resaca de Nochevieja (los que hayan sufrido resaca), y poco a poco vemos cómo las calles se van llenando de gente. Pasamos un rato bastante largo paseando por el parque, haciendo fotos y observando a los diferentes animales que hay por allí. Tras llegar finalmente al estadio del Molinón, volvemos hacia el sitio donde habíamos dejado el coche y nos dirigimos de nuevo a Valdredo. Hay que preparar las maletas para volver a casa al día siguiente...
A media mañana, más bien casi rozando el mediodía, llegamos a la pequeña localidad de Bayas, donde nos han recomendado visitar su playa, también conocida por su tamaño como el playón de Bayas. También nos han dicho que justo por encima de esta playa pasan los aviones que salen de Asturias, y efectivamente tenemos ocasión de ver uno mientras estamos paseando por allí; seguramente sea el único vuelo del día, porque el 1 de enero no creo que el aeropuerto de Oviedo esté demasiado concurrido... O quizá sí, quién sabe. El caso es que nos han dicho que esta playa es enorme, pero la verdad es que no pensamos que lo sería tanto. Siempre suelo poner fotos o bien de paisajes o bien de monumentos, pero siempre solos; en este caso he colocado una foto en la que aparezco yo en la playa, para dar una mejor idea del tamaño que tiene.
Después de recorrer un buen trecho de playa, nos dirigimos hacia Gijón. No nos resulta demasiado difícil encontrar un sitio donde dejar el coche para poder recorrernos la ciudad caminando. Además da gusto pasear hoy, porque parece casi una ciudad desierta; deben de haber trasnochado mucho todos, porque no se ve prácticamente ni un alma.
Al llegar frente a la playa de San Lorenzo, decidimos en primer lugar recorrerla hacia nuestra izquierda, en dirección a la iglesia de San Pedro y al barrio de Cimadevilla, que está en la parte más alta de la ciudad. Allí arriba, en el cerro de Santa Catalina, en pleno parque de la Atalaya, encontramos un curioso monumento; se trata del elogio al horizonte, del escultor Chillida. Es una escultura de hormigón que fue concebida para ser contemplada desde el interior, ya que en ella se crea un efecto caracola y si nos situamos justo debajo podemos escuchar perfectamente el eco del mar.
Dejamos a nuestra espalda el monumento y seguimos andando para rodear el parque de la Atalaya; de nuevo bajamos hacia el paseo marítimo, donde deshacemos nuestros pasos y recorremos la playa de San Lorenzo hacia el lado opuesto.
Pasamos de nuevo por la iglesia de San Pedro, y aunque nos paramos para verla sólo podemos hacerlo por fuera, ya que se encuentra cerrada. Aun así, merece la pena dedicarle un rato para observarla con toda tranquilidad. Además al ser un día festivo vamos a encontrarnos con que prácticamente todo está cerrado, así que nos dedicamos sólo a pasear relejadamente por Gijón hasta que, siguiendo la línea de la playa, llegamos hasta el parque de San Francisco.
Una vez en el parque sí nos encontramos con más gente; claro que ya es media tarde y la mayoría han descansado, se han recuperado de la resaca de Nochevieja (los que hayan sufrido resaca), y poco a poco vemos cómo las calles se van llenando de gente. Pasamos un rato bastante largo paseando por el parque, haciendo fotos y observando a los diferentes animales que hay por allí. Tras llegar finalmente al estadio del Molinón, volvemos hacia el sitio donde habíamos dejado el coche y nos dirigimos de nuevo a Valdredo. Hay que preparar las maletas para volver a casa al día siguiente...
28 de abril de 2011
¡Hagan juego, señores!
Esta mañana he recibido un mensaje con publicidad de una página de estas de lotería por internet, que tan de moda están. Pensaba borrar el mensaje sin más, como suelo hacer con prácticamente toda la publicidad que me llega... Pero algo me ha llamado la atención y al final no he podido resistirme a ponerlo aquí, porque el ataque de risa que me ha dado al leerlo detenidamente ha sido como para querer compartirlo.
Admito que soy muy puntillosa y a veces incluso hay quien me dice que parece como si tuviera un radar que me lleva directamente a los gazapos; pero no sé, es que no puedo evitarlo. En cualquier caso, si de vez en cuando sirven para echarse unas risas como ahora, bienvenidos sean los gazapos; que eso de "somalente" me ha sonado casi a medicamento o producto farmaceutico, como el Somatoline ese que anuncian ahora para adelgazar mientras dormimos...
¡Somalente hoy!
Admito que soy muy puntillosa y a veces incluso hay quien me dice que parece como si tuviera un radar que me lleva directamente a los gazapos; pero no sé, es que no puedo evitarlo. En cualquier caso, si de vez en cuando sirven para echarse unas risas como ahora, bienvenidos sean los gazapos; que eso de "somalente" me ha sonado casi a medicamento o producto farmaceutico, como el Somatoline ese que anuncian ahora para adelgazar mientras dormimos...
18 de abril de 2011
Cuadernos hispánicos (III): Santa María del Naranco, Campofrío y Aguilar
El último día del año decidimos empezar acercándonos a Oviedo para dar un paseo por el monte del Naranco. La mañana está un poco nublada y nada más llegar a lo más alto del monte, donde está la escultura del Cristo, nos da la sensación de que se va a poner a llover en cualquier momento; y efectivamente así es.
Nos quedamos un rato por allí, contemplando las vistas de todo Oviedo desde las alturas, y después decidimos volver a bajar. He estado muchas veces en Asturias y unas cuantas también en el monte del Naranco, pero nunca he tenido la suerte de encontrar abiertas ninguna de las dos iglesias: ni la de San Miguel de Lillo ni la de Santa María del Naranco; al ser día 31 de diciembre pensamos que es una fecha un poco mala como para tener esa suerte, pero aun así hacemos dos altos en el camino para ver las dos.
Mi favorita siempre ha sido, desde la primera vez que la vi en una diapositiva en clase de Historia del Arte, la de San Miguel de Lillo. Esta iglesia prerrománica fue fundada nada menos que en el año 848 por el rey Ramiro I, que la dedicó a San Miguel Arcángel y a Santa María.
En 1985, la iglesia de San Miguel de Lillo fue declarada Patrimonio de la Humanidad y, debido al alto grado de humedad del clima asturiano, en el año 2009 se publicó en el periódico La Nueva España un reportaje en el que se advertía el gran deterioro que estaba sufriendo este monumento. Desgraciadamente, esta preciosa iglesia se encuentra incluida, desde el año 2006, en la Lista roja de patrimonio en peligro, elaborada por la asociación Hispania Nostra.
La siguiente parada en nuestro camino es a la altura de la segunda iglesia que se encuentra en este monte, la de Santa María del Naranco. Igual que la anterior, también fue declarada Patrimonio de la Humanidad, y también fue mandada construir por Ramiro I; concretamente se construyó no como iglesia, sino como el conjunto palaciego de este monarca, lo que según los historiadores y los expertos explicaría que se haya conservado en mejores condiciones que la de San Miguel de Lillo.
El día no acompaña demasiado y no apetece mucho andar paseando, así que nos acercamos a Oviedo para pasar fugazmente por la catedral y por el parque de San Francisco; y por supuesto aprovechamos la ocasión para pasar por una pastelería y degustar unos espectaculares carbayones y casadielles, muy típicas de la zona (carbayón es sinónimo de ovetense). Tras la rápida visita a Oviedo (ya tendremos ocasión de pasear más tranquilamente por la ciudad), decidimos dirigirnos hacia Avilés, que ninguno de los dos conoce. Allí buscamos un sitio donde comer tranquilamente y después damos un paseo por el centro de la ciudad, aunque básicamente vemos el ayuntamiento y la iglesia de San Nicolás de Bari.
Por último, rematamos nuestro día volviendo al campamento base por la carretera de la costa, y aprovechamos para hacer un par de paradas en dos playas que queremos visitar.
La playa de Aguilar está muy cerca de Cudillero, concretamente en la localidad de Muros de Nalón. Tiene unos 600 metros de longitud y una roca muy característica que aparece en prácticamente todas las fotografías. Por supuesto, en un día como hoy y ya empezando a atardecer, la playa está completamente vacía, y únicamente vemos a una chica intentando hacer surf, aunque con el viento lo tiene un poco complicado. Y desde luego ni hace falta decir que el chiringuito playero está cerrado a cal y canto.
Separada de Aguilar por la desembocadura del río que lleva el mismo nombre, se encuentra la playa de Campofrío. Esta playa es algo más pequeña que la anterior, y de hecho ni siquiera tiene un tramo de arena, sino que por las escaleras que dan acceso al mar bajas directamente a las rocas.
Después del momento playero, nos dirigimos ya definitivamente a nuestro campamento base; en Casa Bego nos está esperando una de las cenas de Nochevieja más espectaculares que tenemos ocasión de probar en la vida...
Nos quedamos un rato por allí, contemplando las vistas de todo Oviedo desde las alturas, y después decidimos volver a bajar. He estado muchas veces en Asturias y unas cuantas también en el monte del Naranco, pero nunca he tenido la suerte de encontrar abiertas ninguna de las dos iglesias: ni la de San Miguel de Lillo ni la de Santa María del Naranco; al ser día 31 de diciembre pensamos que es una fecha un poco mala como para tener esa suerte, pero aun así hacemos dos altos en el camino para ver las dos.
Mi favorita siempre ha sido, desde la primera vez que la vi en una diapositiva en clase de Historia del Arte, la de San Miguel de Lillo. Esta iglesia prerrománica fue fundada nada menos que en el año 848 por el rey Ramiro I, que la dedicó a San Miguel Arcángel y a Santa María.
En 1985, la iglesia de San Miguel de Lillo fue declarada Patrimonio de la Humanidad y, debido al alto grado de humedad del clima asturiano, en el año 2009 se publicó en el periódico La Nueva España un reportaje en el que se advertía el gran deterioro que estaba sufriendo este monumento. Desgraciadamente, esta preciosa iglesia se encuentra incluida, desde el año 2006, en la Lista roja de patrimonio en peligro, elaborada por la asociación Hispania Nostra.
La siguiente parada en nuestro camino es a la altura de la segunda iglesia que se encuentra en este monte, la de Santa María del Naranco. Igual que la anterior, también fue declarada Patrimonio de la Humanidad, y también fue mandada construir por Ramiro I; concretamente se construyó no como iglesia, sino como el conjunto palaciego de este monarca, lo que según los historiadores y los expertos explicaría que se haya conservado en mejores condiciones que la de San Miguel de Lillo.
El día no acompaña demasiado y no apetece mucho andar paseando, así que nos acercamos a Oviedo para pasar fugazmente por la catedral y por el parque de San Francisco; y por supuesto aprovechamos la ocasión para pasar por una pastelería y degustar unos espectaculares carbayones y casadielles, muy típicas de la zona (carbayón es sinónimo de ovetense). Tras la rápida visita a Oviedo (ya tendremos ocasión de pasear más tranquilamente por la ciudad), decidimos dirigirnos hacia Avilés, que ninguno de los dos conoce. Allí buscamos un sitio donde comer tranquilamente y después damos un paseo por el centro de la ciudad, aunque básicamente vemos el ayuntamiento y la iglesia de San Nicolás de Bari.
Por último, rematamos nuestro día volviendo al campamento base por la carretera de la costa, y aprovechamos para hacer un par de paradas en dos playas que queremos visitar.
La playa de Aguilar está muy cerca de Cudillero, concretamente en la localidad de Muros de Nalón. Tiene unos 600 metros de longitud y una roca muy característica que aparece en prácticamente todas las fotografías. Por supuesto, en un día como hoy y ya empezando a atardecer, la playa está completamente vacía, y únicamente vemos a una chica intentando hacer surf, aunque con el viento lo tiene un poco complicado. Y desde luego ni hace falta decir que el chiringuito playero está cerrado a cal y canto.
Separada de Aguilar por la desembocadura del río que lleva el mismo nombre, se encuentra la playa de Campofrío. Esta playa es algo más pequeña que la anterior, y de hecho ni siquiera tiene un tramo de arena, sino que por las escaleras que dan acceso al mar bajas directamente a las rocas.
Después del momento playero, nos dirigimos ya definitivamente a nuestro campamento base; en Casa Bego nos está esperando una de las cenas de Nochevieja más espectaculares que tenemos ocasión de probar en la vida...
5 de abril de 2011
Cuadernos hispánicos (II): Cabo Vidio, Luarca y Navia
Nos tomamos con calma el momento del desayuno y después salimos en dirección a Oviñana, que está muy cerca de Cudillero, para ir a ver el cabo Vidio. Este lugar es uno de los accidentes geográficos más famosos de toda Asturias, y el camino para llegar hasta allí está muy bien señalizado.
Una vez que llegamos, dejamos el coche en las proximidades del faro que lleva el mismo nombre; hay bastante sitio donde aparcar, así que no tenemos problema. Supongo que en verano la cosa será otro cantar... Por supuesto, no hace falta decir que las vistas desde este punto, con unos acantilados que en algunos sitios alcanzan más de 100 metros de altura, son sencillamente espectaculares. No sin motivo, toda la zona que se encuentra en las proximidades del cabo Vidio ha sido declarada paisaje protegido.
Después del agradable paseo por la zona, seguimos nuestro camino hacia Luarca, más conocida como la villa blanca de la costa verde y capital del concejo de Valdés. Como siempre, lo primero que hacemos es buscar un sitio donde poder soltar el coche, y después dedicarnos a patear la ciudad tranquilamente. Llevamos anotados varios sitios de interés que pueden visitarse pero no tenamos claro dónde está exactamente cada uno ni cuál será el orden, así que vamos siguiendo las indicaciones hacia el centro urbano y desde allí empezamos el recorrido.
En primer lugar pasamos por el puerto, que existe ya desde el siglo X; antiguamente los habitantes de Luarca se dedicaban a la caza de las ballenas, y en la actualidad la pesca es una de las actividades más importantes de la ciudad. El puerto de Luarca me resulta muy acogedor, y sobre todo de lo más colorido con todos sus barcos allí atracados. Como en todos los lugares con puerto, a última hora de la tarde se pueden ver los barcos que regresan de faenar, y asistir a la venta de pescado en la lonja.
Junto al puerto se encuentra el barrio del Cambaral, el barrio pesquero de Luarca, a través del cual podremos llegar a la parte más alta de la ciudad, encontrándonos por el camino con un total de quince cuadros de azulejo que nos narran la historia de la villa. En este barrio del Cambaral se encuentra el famoso puente del beso, sobre el que circula una leyenda debido a la cual el barrio lleva este nombre.
Cuando atravesamos el Cambaral, llegamos a la parte más alta de Luarca, conocida como la atalaya. En esta zona se encuentra la capilla de la Blanca, también llamada capilla de la Atalaya, capilla de la Virgen de la Blanca o capilla del Buen Jesús Nazareno. En su interior destaca el retablo de Jesús Nazareno, obra barroca del siglo XVII.
Junto a la capilla de la Blanca están también el faro y el cementerio. Se trata de un cementerio pequeño, pero con varios panteones de estilo modernista bastante llamativos y del que además hay quien dice que es el cementerio más bonito de España. Estamos un rato paseando por allí porque me habían dicho que Severo Ochoa, natural de Luarca, está enterrado aquí. Pero a Juan esto de los cementerios le da un poco de mal rollo y no quiero prolongar mucho la visita, así que al final me quedo con las ganas de ver la tumba de nuestro premio Nobel. En cualquier caso, y aunque te den yuyu los cementerios, no sé si realmente será como me habían dicho el más bonito de España, pero desde luego bonito sí que es. Las vistas desde él son espectaculares, y aunque el día que estamos en Luarca hace un sol espléndido, amigos asturianos me han dicho que aún más espectacular es verlo cuando hay galerna y las olas son tan altas que llegan hasta los muros del cementerio.
Por último, volviendo de nuevo hacia la parte baja de Luarca, nos despedimos parando a comer en uno de los numerosos restaurantes que hay en la zona cercana al puerto. Es una maravilla estar allí con el mar al lado, respirando tranquilidad y por supuesto sin casi gente; como decía antes, en verano es otro cantar... Después de comer volvemos a por el coche y nos dirigimos a otro de los sitios que teneamos pensado ver este día: la playa de Frejulfe.
Frejulfe, una playa bastante grande y que ha sido declarada Monumento Natural debido a su vegetación (formada principalmente por eucaliptos), sus numerosas dunas y su ecosistema, se encuentra muy cerca del pueblo que lleva el mismo nombre, y también está bastante cerca de Puerto de Veiga (a veces los de esta última localidad consideran la playa de Frejulfe también como suya). En esta playa suele haber corrientes bastante fuertes, por lo que siempre nos aconsejan que tengamos cuidado, sobre todo si tenemos previsto bañarnos.
En la ruta de hoy, nuestra última parada la hacemos en otra localidad que se encuentra cerca de Frejulfe; se trata de Navia. Damos un paseo por allí, aunque al ser invierno ya está casi anocheciendo cuando llegamos. Pero nos da tiempo a ver su original paseo marítimo, con una pasarela que imita el casco de un barco; después vamos a la parte más alta, donde está la playa del Moro, y vemos además el famoso monumento al emigrante, que se encuentra sobre la playa de Navia y cuya leyenda dice:
Una vez que llegamos, dejamos el coche en las proximidades del faro que lleva el mismo nombre; hay bastante sitio donde aparcar, así que no tenemos problema. Supongo que en verano la cosa será otro cantar... Por supuesto, no hace falta decir que las vistas desde este punto, con unos acantilados que en algunos sitios alcanzan más de 100 metros de altura, son sencillamente espectaculares. No sin motivo, toda la zona que se encuentra en las proximidades del cabo Vidio ha sido declarada paisaje protegido.
Después del agradable paseo por la zona, seguimos nuestro camino hacia Luarca, más conocida como la villa blanca de la costa verde y capital del concejo de Valdés. Como siempre, lo primero que hacemos es buscar un sitio donde poder soltar el coche, y después dedicarnos a patear la ciudad tranquilamente. Llevamos anotados varios sitios de interés que pueden visitarse pero no tenamos claro dónde está exactamente cada uno ni cuál será el orden, así que vamos siguiendo las indicaciones hacia el centro urbano y desde allí empezamos el recorrido.
En primer lugar pasamos por el puerto, que existe ya desde el siglo X; antiguamente los habitantes de Luarca se dedicaban a la caza de las ballenas, y en la actualidad la pesca es una de las actividades más importantes de la ciudad. El puerto de Luarca me resulta muy acogedor, y sobre todo de lo más colorido con todos sus barcos allí atracados. Como en todos los lugares con puerto, a última hora de la tarde se pueden ver los barcos que regresan de faenar, y asistir a la venta de pescado en la lonja.
Junto al puerto se encuentra el barrio del Cambaral, el barrio pesquero de Luarca, a través del cual podremos llegar a la parte más alta de la ciudad, encontrándonos por el camino con un total de quince cuadros de azulejo que nos narran la historia de la villa. En este barrio del Cambaral se encuentra el famoso puente del beso, sobre el que circula una leyenda debido a la cual el barrio lleva este nombre.
Cuando atravesamos el Cambaral, llegamos a la parte más alta de Luarca, conocida como la atalaya. En esta zona se encuentra la capilla de la Blanca, también llamada capilla de la Atalaya, capilla de la Virgen de la Blanca o capilla del Buen Jesús Nazareno. En su interior destaca el retablo de Jesús Nazareno, obra barroca del siglo XVII.
Junto a la capilla de la Blanca están también el faro y el cementerio. Se trata de un cementerio pequeño, pero con varios panteones de estilo modernista bastante llamativos y del que además hay quien dice que es el cementerio más bonito de España. Estamos un rato paseando por allí porque me habían dicho que Severo Ochoa, natural de Luarca, está enterrado aquí. Pero a Juan esto de los cementerios le da un poco de mal rollo y no quiero prolongar mucho la visita, así que al final me quedo con las ganas de ver la tumba de nuestro premio Nobel. En cualquier caso, y aunque te den yuyu los cementerios, no sé si realmente será como me habían dicho el más bonito de España, pero desde luego bonito sí que es. Las vistas desde él son espectaculares, y aunque el día que estamos en Luarca hace un sol espléndido, amigos asturianos me han dicho que aún más espectacular es verlo cuando hay galerna y las olas son tan altas que llegan hasta los muros del cementerio.
Por último, volviendo de nuevo hacia la parte baja de Luarca, nos despedimos parando a comer en uno de los numerosos restaurantes que hay en la zona cercana al puerto. Es una maravilla estar allí con el mar al lado, respirando tranquilidad y por supuesto sin casi gente; como decía antes, en verano es otro cantar... Después de comer volvemos a por el coche y nos dirigimos a otro de los sitios que teneamos pensado ver este día: la playa de Frejulfe.
Frejulfe, una playa bastante grande y que ha sido declarada Monumento Natural debido a su vegetación (formada principalmente por eucaliptos), sus numerosas dunas y su ecosistema, se encuentra muy cerca del pueblo que lleva el mismo nombre, y también está bastante cerca de Puerto de Veiga (a veces los de esta última localidad consideran la playa de Frejulfe también como suya). En esta playa suele haber corrientes bastante fuertes, por lo que siempre nos aconsejan que tengamos cuidado, sobre todo si tenemos previsto bañarnos.
En la ruta de hoy, nuestra última parada la hacemos en otra localidad que se encuentra cerca de Frejulfe; se trata de Navia. Damos un paseo por allí, aunque al ser invierno ya está casi anocheciendo cuando llegamos. Pero nos da tiempo a ver su original paseo marítimo, con una pasarela que imita el casco de un barco; después vamos a la parte más alta, donde está la playa del Moro, y vemos además el famoso monumento al emigrante, que se encuentra sobre la playa de Navia y cuya leyenda dice:
De cara a la gran aventura de las Américas, dejaron su tierra y cruzaron al mar iluminados por una eterna alborada de descubrimientos. Estas piedras son el homenaje permanente y entrañable de los que quedamos a cuantos emigraron y volvieron y a los que nunca más retornaron.