Dejamos nuestro campamento base de Valdredo y, de camino a casa, decidimos hacer un alto en el camino y pasar por León para dar una vuelta. Llegamos allí a media mañana y lo primero que hacemos es, como siempre, buscar un sitio donde poder dejar el coche para movernos andando.
Encontramos un sitio muy cerca del convento de San Marcos, que desde hace años forma parte de la red de Paradores Nacionales, y después de admirar los exteriores del edificio y la cercana iglesia de San Isidoro (donde por cierto bautizaron a mi padre), vamos caminando un pequeño tramo, siempre paralelos al río, hasta llegar a la calle de Ordoño II, una de las principales de la ciudad.
Se nota que ya hemos dejado atrás Asturias y que no tenemos tan cerca el mar Cantábrico, porque por aquí hace un frío bastante pelón; aunque también es cierto que, para los que odiamos el calor, a pesar de tener que ir de lo más abrigado, esta temperatura es una maravilla...
Siguiendo por la calle Ordoño II, encontramos a nuestra izquierda un edificio que hoy en día alberga las oficinas de Caja España; se trata de la famosa Casa de Botines, diseñada por Gaudí y uno de los pocos edificios que este arquitecto realizó fuera de su Cataluña natal (los otros dos son el Palacio Episcopal de Astorga y el Capricho de Comillas). El estilo de este edificio es inconfundiblemente modernista, y siempre que lo veo me acuerdo de aquellos castillos que construía de pequeña con el juego Exin Castillos. Qué tiempos...
Frente al edificio, como si quisiera vigilar en todo momento lo que pasa en él, encontramos al mismísmo Antonio Gaudí en persona; bueno, se trata en realidad de una estatua, pero la verdad es que está muy conseguida, ahí sentada en uno de los bancos de la plaza. La calle Ordoño II llega a un punto en el que se transforma en la calle Ancha, que es la que nos lleva a la plaza de la catedral. El estilo gótico es uno de mis preferidos y la catedral de León me gusta muchísimo; y a pesar de que hay muchísimas catedrales góticas por el mundo, y he tenido ocasión de ver algunas tan espectaculares como la de Colonia o la de Milán, para mí la de León es no la más bonita del mundo, pero sí de España. Me encanta...
Después de este pequeño paseo buscamos un sitio donde comer, y después ponemos de nuevo rumbo a casa. La visita a León ha sido bastante breve, pero en cualquier caso tenemos pensado volver alguna vez y dedicarle más tiempo, porque es una ciudad que merece la pena.
Si que es una ciudad que merece la pena. Yo tuve la suerte de dormir en el parador
ResponderEliminarLAKY: Lo del parador lo tengo en la lista de cosas pendientes; a ver si cae uno de estos días...
ResponderEliminarMuy buena reseña de León, una ciudad con un encanto especial. No sabía que tu padre tuviese que ver con esta ciudad y que lo hubiesen bautizado allí. Veo que también visitaste a mi amigo Antoni, ya sabes las parrafadas que me echo yo con él cada vez que lo veo...
ResponderEliminarITACA: Claaaaaaaaaaro, es que mi padre es leonés de pura cepa. Igual no te lo había dicho...
ResponderEliminarEs una preciosidad, nosotros no pudimos pararnos mucho porque con el peque el ritmo es diferente, pero nos encantó, comimos genial, nos tomamos un cafelín en el Parador... Para volver seguro!! Bss
ResponderEliminarmatiba: Nosotros también volveremos seguro, que hay que repetir la visita, si es posible en plan algo más tranquilo.
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