La casa |
La casa se encuentra en Ovio, un pueblito muy pequeño de la parroquia de Nueva, que pertenece al concejo de Llanes. Ya sabéis lo que suele pasar en los pueblos tan pequeños, y es que es complicado a veces localizar las cosas; sin ir más lejos, en Ovio la mayoría de las calles no tienen ni siquiera una placa con su nombre, así que tampoco os puedo dar la dirección exacta de la casa. En cualquier caso, si buscáis en Google Maps por "Hotel Casa L'Atalaya" en Nueva de Llanes, la encontraréis enseguida; y la verdad es que una vez que te has aprendido el camino es facilísimo llegar, pero claro, la primera vez vas un poco perdido como nos pasó a nosotros. En cualquier caso, si por el motivo que sea no llevárais GPS, es tan sencillo como preguntar a cualquiera una vez que hayáis llegado a Nueva; la casa la conoce todo el mundo en el pueblo, así que no os será difícil localizarla. Casi os diría que lo más difícil es poder llegar hasta la casa sin haberos cruzado, en esas calles tan pequeñas, con ningún coche de frente.
La terraza y la entrada |
Las veces que he estado por allí, la puerta de entrada a la casa siempre estaba abierta; aunque tampoco he llegado nunca muy tarde ni me he marchado muy temprano como para saber si la cierran a alguna hora; en cualquier caso, teniendo en cuenta que los dueños viven allí, me daría un poco de cosa andar haciendo ruidos a horas intempestivas o tener que molestarlos para entrar o salir. En cuanto a las habitaciones, como Esther y Fidel están en la planta principal, ya os comentaba que el resto se encuentran en las otras dos plantas, la última de ellas abuhardillada.
Nuestra habitación |
La habitación que nos tocó no era demasiado grande, pero todo el espacio estaba muy bien aprovechado. Tenía todas las paredes forradas de madera, una cama grande pegada a la pared, con una mesilla en un lado, un par de cuadros en el otro y un espejo en la misma pared de la mesilla; también había, en la pared de enfrente de la cama, un parabán con ruedas y una barra para colgar cosas, que usamos a modo de armario, y en la pared izquierda de la cama una ventana de las de techo, al estar la habitación en uno de los lados de la buhardilla; debajo de esa ventana teníamos además una cómoda con cajones. En este caso la habitación daba al lado del mar, con lo cual aunque no se llegaba a ver la playa, las vistas eran espectaculares desde allí, y la tranquilidad que se respiraba tanto por las noches como por las mañanas a primera hora era una maravilla.
El salón |
El cuarto de baño que compartíamos estaba igualmente abuhardillado, y tenía justo debajo de la ventana de techo una bañera que ocupaba casi toda la pared, menos un pequeño espacio en el que habían puesto unos escalones de obra; enfrente, junto a la puerta, el inodoro, y en uno de los laterales un lavabo con un espejo, además de un par de mueblecitos de madera. Esta vez no utilicé ninguno de ellos para guardar mis cosas, más que nada porque como era compartido, no sabía muy bien si ese espacio estaba destinado a nuestras cosas o no; y como no me importaba guardar los útiles de aseo en mi habitación, lo hice así directamente. También es cierto que en el propio baño teníamos a nuestra disposición algunos productos de aseo, con lo cual podríamos haberlos utilizado aunque yo siempre tengo la manía de llevar mis propios productos. Pero vamos, que sepáis que cada vez que Esther sube a limpiar las habitaciones y el baño, se lleva tanto toallas limpias para cambiarlas si es necesario, como los productos que sea necesario sustituir.
El baño |
Una de las novedades que incluyeron esta última vez, y que en otras ocasiones no había estado disponible, fue la de servir desayunos en la propia casa. En la primera planta han habilitado una terracita para poder desayunar, y desde ella vemos el jardín y la entrada de la casa. La decoración además ha quedado muy chula, porque han utilizado como mesas unos muebles de máquinas de coser antiguas, cambiando el tablero de madera por uno de mármol. En la misma terraza Esther tiene un aparador con un microondas, la vajilla y todo lo demás que utiliza para preparar los desayunos, e incluso una pequeña biblioteca con varios libros de temas relacionados con Asturias y también algunos folletos de rutas turísticas o senderistas de aquella zona.
Desayuno con vistas |
Ya para rematar, deciros que además de todas las maravillas que os he contado de este sitio, resulta que también de precio está genial; si queréis comprobarlo podéis hacerlo en su propia web, en la que también se puede consultar la disponibilidad, así como ver el tipo de habitaciones que tienen y el entorno, que ya os digo que es espectacular. Además el trato de los dueños es fabuloso, casi como estar en familia, que es algo que siempre se agradece y, aunque es lo habitual en los alojamientos rurales, en este caso lo es más aún. En resumen, que en mi caso tengo claro que es uno de mis alojamientos de cabecera siempre que viajo por la zona del oriente asturiano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Al enviar un comentario, aceptas la política de privacidad del blog, según el Reglamento General de Protección de Datos, de obligado cumplimiento desde el 25 de mayo de 2018. Puedes consultar el texto aquí.