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28 de mayo de 2018

Cuadernos holandeses (I): centro de Ámsterdam

Estación Central
En Ámsterdam pasamos unos cuantos días, así que para no hacer esto interminable he pensado que será bastante más práctico dividirlo en varias partes. En esta primera entrada sobre la ciudad hablaré del centro histórico, que es lo que por lo general suele visitar todo el mundo que va allí, aunque sea por poco tiempo; y en las siguientes publicaciones me centraré en otras cosas que me parecieron también interesantes, como los museos, las múltiples zonas verdes que hay en Ámsterdam, sus famosos canales, etc.

Para el recorrido por el centro empezaré por la estación (Amsterdam Centraal), ya que cuando aterrizamos en el aeropuerto de Schiphol y desde él cogimos el tren que te lleva hasta la ciudad, fue esto lo primero que vimos. Allí mismo aprovechamos para entrar en la oficina de turismo y comprarnos la Amsterdam Card, que por lo que habíamos investigado merecía la pena; y después, como íbamos ligeros de equipaje, nos fuimos dando un paseo hasta el hotel para soltar los trastos y disponernos a patear la ciudad. El trazado del centro es muy curioso, porque hay varios canales paralelos que forman un círculo casi completo alrededor de la estación.

Palacio real y Nieuwe kerk en la plaza Dam
Uno de los sitios típicos que se visitan en Ámsterdam es la plaza Dam, que pases a la hora que pases por ella está siempre de lo más animada. En el centro está el monumento nacional, un obelisco que se construyó en homenaje a los soldados holandeses caídos en la Segunda Guerra Mundial. Y también en la plaza están el palacio real, de estilo neoclásico de mediados del siglo XVII, el museo de cera de Madame Tussaud y la iglesia Nueva, Nieuwe Kerk.

Por supuesto, y como no podía ser de otra manera, aquí tendremos infinidad de terracitas y cafeterías de sobra para elegir, si es que nos apetece tomarnos algo mientras observamos el paisaje o simplemente hacemos un alto en el camino; eso sí, los precios son prohibitivos. Pero bueno, eso pasa en todas las zonas turísticas de todas las ciudades del mundo, así que con callejear un poco y alejarse de estas zonas, asunto arreglado.

Un sitio también muy animado es Leidseplein, otra plaza, aunque no tan grande como la Dam; eso sí, tanto la plaza como las calles de alrededor están igualmente llenas a todas horas y tienen muchísimo ambiente, un montón de terracitas, bares, teatros, etc. En la plaza se encuentra además el edificio del Teatro Municipal.

Plaza Spui
Otra plaza muy típica es Spui, el sitio ideal no sólo para pasear, sino también si lo que te interesa es el arte. Aquí encontrarás, además de las típicas cafeterías, unas cuantas tiendas relacionadas con el arte, y también librerías casi en cada esquina.

Y al ladito de esta plaza se encuentra un sitio de lo más curioso; se trata de la zona conocida como Begijnhof, una vecindad que se fundó a mediados del siglo XIV y que en un principio podría parecer un nombre holandés cualquiera. Pero lo que me llamó la atención de este lugar fue que en él se construyó un conjunto de casas para albergar a una hermandad de hermanas beguinas; y es que a las beguinas las descubrí precisamente en una novela que leí hace unos meses: El juego de Dios, de Rosa Villada, que me resultó todo un descubrimiento porque hasta entonces no sabía absolutamente nada de las beguinas, y por supuesto ni tenía idea de que tuvieran su propia zona en Ámsterdam. También se puede ver aquí la iglesia a la que las beguinas iban a rezar, y como recomendación te suelen indicar que cuando recorras este lugar no hagas fotos, ya que aunque es posible visitar la zona dentro del horario establecido, actualmente son viviendas privadas.

Otro clásico que no puede faltar, o al menos eso es lo que me decía todo el mundo, es el barrio rojo. Como cosa curiosa de ver no está mal, aunque en realidad a mí me gustó más de día porque es como cualquier otro barrio con sus calles, sus casas de madera típicas, sus restaurantes, sus canales, sus coffee shops y hasta su iglesia vieja. Una zona muy tranquila, la verdad. Claro que por la noche el barrio se transforma, se encienden las luces rojas por todas partes y se abren las cortinas de los escaparates en los que están "expuestas" las prostitutas. Hay quien dice que viajar a Ámsterdam y no visitar este barrio, sobre todo de noche, es impensable, pero sinceramente a mí no me parece que sea un sitio que haya que visitar sí o sí; lo peor para mi gusto es la actitud de la mayoría de los chicos que pasan por allí, sobre todo los turistas; porque independientemente de que la prostitución sea legal en Holanda, que en ese tema no me voy a meter, me parece de pena lo de ir paseando por allí y escuchar cada dos por tres las risitas de la mayoría...

Paseando por el Albert Cuyp Markt
Lo que tuvimos ocasión de recorrer, y además unas cuantas veces porque además de los supermercados este sitio también estaba muy bien para hacer la compra, fue el Albert Cuyp Markt, que empezó siendo un mercado semanal y finalmente acabó funcionando todos los días de la semana. Es enorme, casi como el Rastro madrileño, y el concepto es más o menos el mismo: un montón de tenderetes donde puedes encontrar las cosas más diversas que te puedas imaginar. También hay tiendas fijas en las calles que ocupa el mercado, y no sé si la mayor densidad de restaurantes de todo tipo de la ciudad, pero desde luego aquello era increíble y vimos desde cafeterías con unos desayunos espectaculares hasta restaurantes italianos, franceses, chinos, tailandeses... Y por supuesto algún que otro coffee shop, aunque de estos hay muchos por toda la ciudad. Como veis, solamente el centro de Ámsterdam tiene unas cuantas cosas que visitar.

2 comentarios:

  1. Hola Espe! ni te imaginas las ganas que tenemos de pasar por Ámsterdam y alrededores, tenemos muchísimas ganas de conocer esa zona, a ver cuando podemos. Me encanta todo lo que nos has enseñado y lo que nos cuentas, nosotros también somos muy de mercados cuando visitamos algo, nos gusta darnos la vueltecita y comprar como gente local. Deseando ver las siguientes partes. Un besito.

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    1. Ay, pues seguro que os va a encantar la ciudad, porque además es que tiene de todo: zonas de marcha, mercados, museos, parques, los canales que son una maravilla... A mí no me dio tiempo más que a visitar Ámsterdam porque iba pocos días y no merecía la pena, pero tengo pendiente algún pueblito de los alrededores, que por lo visto son chulísimos también.

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