Páginas

19 de marzo de 2018

Cuadernos canadienses (I): Toronto

Toronto desde la isla
Mi hermana estuvo viviendo en Canadá unos once años, y durante ese tiempo fui varias veces a visitarla; si sumo el tiempo total que pasé en Toronto, la ciudad en la que ella vivía, son casi cinco meses, así que aunque por supuesto conocí sitios turísticos, fue más bien como haber estado viviendo allí: entre que en lugar de ir a un hotel me alquilé una habitación en la casa donde ella estaba, que a veces iba a buscarla al trabajo y tuve bastante trato con sus compañeros, que me movía por la ciudad como un nativo más, que iba a la compra como cuando estoy en mi casa y que me dediqué a patearme Toronto a base de bien, he acabado conociendo la ciudad no como la mía, pero casi.

En esta entrada hablaré de Toronto en general, sobre todo por no hacer un texto interminable; aunque seguramente escribiré alguna cosilla más específica sobre otros sitios, y también sobre otras ciudades que tuve ocasión de visitar además de Toronto.

Una de las primeras cosas que descubrí y que me gustan más de la ciudad es que su mapa es casi totalmente cuadriculado, con dos calles principales (Bloor, que va de este a oeste) y Yonge (de norte a sur), y alrededor de ellas dos, el entramado de todas las demás; como las ciudades romanas de la antigüedad, que también se distribuían en torno a dos calles principales. Y el transporte público aunque es un poco viejo, funciona a la perfección así que puedes usar la red de metro, de autobús y de tranvía; aunque si eres andarín y no te importan demasiado las distancias muy largas, puedes recorrer Toronto andando. Claro que además de ser andarín necesitarás mucho tiempo; eso sí, una de las cosas buenas del transporte público es que una vez que hayas comprado un billete, sólo tienes que pedir un transfer y con él podrás hacer del tirón todas las combinaciones que quieras dentro de tu zona. No vale pagar un billete y luego irse de compras y al terminar querer volver a coger el transporte que sea. Otra buena opción es alquilarse una bicicleta, que en Toronto es muy habitual ver gente que va a todas partes así; de hecho yo también hice unos cuantos recorridos en bici, hasta que en mi primer viaje a Canadá me atropelló un conductor que giró donde no debía y me lanzó por los aires...

A los pies de la CN Tower
Quizá la imagen más representativa de la ciudad es su CN Tower, el observatorio más alto del mundo con sus 550 metros. Se puede visitar y además puedes echar casi el día entero allí porque tiene tiendas, zona de juegos y de restauración, audiovisuales en los que te cuentan la historia de su construcción, y hasta un restaurante de estos que van girando para que puedas ver la ciudad en 360 grados... Y por supuesto la propia torre, que tiene incluso un tramo con suelo de cristal desde el que se ve la ciudad; se supone que ese cristal aguanta un montón de peso, pero a mí me da tanto repelús que nunca he sido capaz de subirme a él, me he conformado con ver la ciudad estirando un poco el cuello sin llegar a poner los pies en el cristal. Cuando el día está despejado, desde el mirador más alto de la torre se ven a veces los vapores que produce el agua al caer en las cataratas del Niágara. Muy cerca de la torre (de hecho se ve justo debajo de ella cuando subes al mirador) está el Sky Dome, que ahora se llama Rogers Center y que es el estadio de los Blue Jays, el equipo local de rugby. El recinto también es escenario para todo tipo de actividades deportivas y musicales; se puede visitar todos los días.

Casa Loma
Otro edificio archiconocido en la ciudad es Casa Loma, un castillo, a imitación de los medievales, mandado construir por un millonario canadiense que acabó arruinándose; el castillo pasó a ser propiedad del ayuntamiento de Toronto y hoy día se puede visitar tanto el edificio por dentro y por fuera como los jardines que hay en su perímetro, así como recorrer las habitaciones y, durante una época, también el pasadizo que lleva a las caballerizas y los garajes. Además se puede alquilar para organizar eventos.

High Park (aunque suene parecido, no se debe confundir con el Hyde Park de Londres) es el parque más grande de Toronto, con unas 160 hectáreas de superficie. En su interior hay una enorme cantidad de árboles, lagos, zonas de juegos para niños, un zoológico, jardines, algún que otro restaurante, instalaciones deportivas, un tren turístico que lo recorre, zonas de paseo para perros... Si por un casual te apetece echar un buen rato allí y te animas a llevarte trastos para hacer picnic, seguro que no pasará mucho rato desde que te pongas a colocar las cosas hasta que empieces a ver por el rabillo del ojo cómo las ardillas se acercan e incluso algunas comen de tu mano. Aunque este es el más conocido, lo cierto es que hay infinidad de parques; mi hermana siempre dice que en realidad Toronto es una ciudad dentro de un enorme parque, y creo que es una descripción de lo más acertada.
De picnic en High Park

Hay otro parque famoso en la ciudad, Ontario Place, aunque este es en realidad un parque temático y de atracciones, también con una superficie gigantesca y un montón de restaurantes, zonas de acampada, locales de ocio... Otro sitio donde poder echar un día entero, desde luego.

Toronto University, la universidad de Toronto, es como una ciudad en miniatura. Aquí tuve ocasión de ir unas cuantas veces, en concreto al campus de Saint George, porque era en su zona deportiva en la que se juntaban para jugar al fútbol los compañeros de trabajo de mi hermana; como la empresa tiene varios locales repartidos por la ciudad, organizaban una especie de liguilla entre ellos y quedaban aquí, que era el punto más céntrico para todos. Esta universidad comenzó sus clases en 1827 y es una de las más antiguas de América del Norte. También muy destacada no por antigua sino por ser uno de los museos mejor dotados de esta parte del continente, está la Art Gallery of Ontario, que expone más de 20.000 otras incluyendo arte inuit, pinturas de autores canadienses, una pequeña muestra de arte europeo... Y si os gustan los museos, también podéis aprovechar para hacer una visita al Royal Ontario Museum, al que me encantaría volver para ver una exposición sobre vikingos; pero me temo que no va a poder ser porque la fecha de clausura es el 2 de abril de este año...

Chinatown
Si por el contrario lo que os gusta son las compras, creo que hay dos sitios que no deberíais perderos. Uno de ellos es St Lawrence Market, un mercado situado entre el lago Ontario y la zona del puerto, en el que podréis encontrar puestos con comida de todo tipo y algo muy divertido: infinidad de objetos relacionados con el mundo culinario. Si pasáis por allí, no os perdáis lo más típico que vais a encontrar: un bocata del bacon canadiense, que allí lo llaman peameal bacon. Hay otro sitio, hortera a más no poder, que por desgracia ya no existe; me dio mucha pena enterarme de que cerraron definitivamente Honest Ed's a finales de 2016, pero era el sitio al que mi hermana y yo íbamos casi siempre a hacer compras, porque además de ser un sitio enorme, tenían absolutamente de todo y además tirado de precio. Era como un laberinto, con un montón de plantas, pasillos, escaleras, estanterías... Aquí sí que te podías pasar todo el día pero porque como te descuidaras, te costaba encontrar la salida. Y por último Eaton Centre, unos grandes almacenes como los típicos centros comerciales que tenemos en España, con multitud de tiendas y restaurantes, y un techo de cristal de lo más llamativo.

Flat Iron
Esto es más o menos lo típico que se puede ver, y es que hay quien dice que en realidad Toronto no tiene demasiados atractivos turísticos; pero yo creo que esta ciudad tiene mucho más. Aunque claro, también depende mucho del tiempo que tengas para visitarla, y sobre todo de la impresión que te lleves; en mi caso, los meses que pasé aquí fueron de las mejores épocas de mi vida, así que no puedo ser muy objetiva. De todas formas, lo que siempre le recomiendo a todo el mundo, si tiene tiempo para hacerlo, es que no vea sólo lo típico sino que se dedique a pasear y a patearse la ciudad. Tiene infinidad de barrios (Chinatown y Kensington Market son los más pintorescos) que podemos recorrer caminando, es una ciudad de contrastes, con edificios modernísimos y otros algo más antiguos (dentro de lo antiguo que puede ser algo en esta parte del mundo, claro); por cierto, aquí también tienen Flat Iron aunque sea más conocido el de Nueva York. Aquí hasta los cementerios son bonitos, lo digo totalmente en serio. Y Toronto también tiene una isla que en realidad es un barrio más, del que hablaré cuando cuente lo que podemos ver a las afueras de la ciudad.

4 comentarios:

  1. Toronto tiene fama de ciudad acogedora y nada mejor que dejarse llevar, y como bien dices, patear a gusto por la ciudad, besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdad es que yo no tengo ni una sola queja de los canadienses. Si hasta me dieron la ocasión de probar la sanidad pública cuando me atropelló aquel coche, jajaja.

      Eliminar
  2. 11 años viviendo allí.. guau!! cuánto tiempo! pero bueno, te dio la oportunidad de conocer la ciudad durante 5 meses jeje. Tiene una pinta estupenda todo lo que nos enseñas y nos cuentas.. No se si algún día iré a Toronto, nunca se sabe, pero desde luego, está bien saber estas cosillas, le animan a una a tenerla en cuenta. Me gustan los sitios donde te sientes acogido. Gracias por compartir esta entrada tan completa. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdad es que sí es mucho tiempo viviendo en un sitio, aunque me vino genial efectivamente para conocer la ciudad. Eso sí, siempre fui en verano así que lo de los 48 bajo cero que llegó a sufrir mi hermana no lo conozco...

      Eliminar

Al enviar un comentario, aceptas la política de privacidad del blog, según el Reglamento General de Protección de Datos, de obligado cumplimiento desde el 25 de mayo de 2018. Puedes consultar el texto aquí.