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8 de febrero de 2018

Dunkirk: la guerra hecha arte

Imagen: Imax.
Cuando hace ya unos cuantos meses vi anunciado el próximo estreno de esta película, tuve claro que tenía que verla sí o sí; la espera se hizo interminable hasta que por fin pude disfrutarla en el cine. Ha pasado ya tiempo desde entonces y he visto hace no mucho que es una de las grandes nominadas para la ceremonia de los Oscar de este año; y aunque esto de los premios cinematográficos no es algo que me quite el sueño, aprovechando la ocasión no quería dejar pasar la oportunidad de hablar de ella.

La historia que narra esta película es de sobra conocida: la batalla de Dunkerque, una de las más famosas de la Segunda Guerra Mundial. Y como además tanto la sinopsis como la ficha técnica la podemos encontrar prácticamente en cualquier sitio (en iMDb, sin ir más lejos), no me enrollaré aquí con esos detalles, salvo mencionar la curiosidad de que ha sido la primera vez que su director, Christopher Nolan, se ha animado con una película basada en hechos históricos.

Creo que no habían pasado ni dos minutos de película cuando pegué el primer bote, y es que ya a partir de la primera escena empieza una acción que no nos dará respiro hasta prácticamente el final. Si ya habéis visto alguna otra película de Christopher Nolan, supongo que os habréis dado cuenta de que entre otras cosas le encanta eso de dar saltos en el tiempo; y aquí me parece que lo hace de una forma muy original, porque nos narra la historia de la batalla de Dunkerque desde tres puntos de vista diferentes: uno de ellos es por tierra, donde veremos a los soldados que llegan a la playa de Dunkerque y esperan el ansiado rescate; aquí la acción dura una semana. Otro punto de vista es el del mar, donde la acción dura un día y donde veremos cómo se intenta llevar a cabo la evacuación de los soldados utilizando los barcos, tanto militares como civiles (hubo una escena preciosa en la que aparecen varios barcos de estos últimos, llegando a las cosas francesas, con la que se me saltaron las lágrimas; y por cierto a Kenneth Branagh también). Por último tenemos el punto de vista desde el aire, en el que la acción dura escasamente una hora y donde veremos que es la RAF quien acude en ayuda de los soldados que están esperando en la playa, y a los que los aviones alemanes están bombardeando. Así, tendremos ocasión de ver la misma escena desde tres puntos de vista diferentes, dando esos saltos en el tiempo que a Nolan tanto le gustan; pero a poco que estemos atentos, nos daremos cuenta enseguida de lo que está pasando.

Otra cosa llamativa es que no hay prácticamente diálogos. Por supuesto los personajes hablan entre ellos porque tienen que hacerlo, pero si conocéis la música de Zimmer ya sabréis que en realidad casi no haría falta que hablaran, porque la música por sí sola es capaz de contárnoslo todo. Y lo hace desde el minuto uno de la película: en los momentos de tensión en los que tendremos el corazón en un puño; o en otro en el que un par de soldados corren todo lo que pueden para evacuar en el barco a un tercer soldado herido, al que llevan en camilla, y en esta escena el sonido ambiente es como el de un reloj, al que oímos avanzar al mismo tiempo que ellos corren, y no sabemos si van a llegar a tiempo... Incluso hay momentos en los que el silencio también nos transmite algo, la sensación de un peligro inminente o el miedo reflejado en los rostros de los soldados. Sin duda tanto la música como el sonido consiguen un efecto espectacular.

Aunque estamos ante una película de guerra, y aunque lógicamente el trasfondo es triste (y más sabiendo que lo que nos están contando son hechos reales y no tan lejanos en el tiempo), me pareció que a la vez que nos cuentan la historia de este capítulo de la Segunda Guerra Mundial se nos transmite un pequeño rayo de esperanza; y es que los personajes luchan por defender el honor de su patria, aunque sea en algo tan absurdo como una guerra. Desde luego hubo muchos momentos de tensión, de pasar mal rato, de incertidumbre... Pero también los hubo muy muy emocionantes, como en la escena que os contaba con los barcos civiles que llegan a la costa, o en la que los dos aviadores de la RAF intentan repeler los ataques de los aviones alemanes y desde la playa son coreados por los soldados británicos. Me recordó mucho a cuando leí El peor viaje del mundo, un libro en el que los protagonistas, también reales y también británicos, lo dan todo no sólo por la ciencia en este caso, sino también por el honor de su patria. Otra cosa que no puedo dejar de mencionar es el reparto, aunque no haya citado a todos los actores que aparecen en la película. Y es que, desde mi humilde opinión, aunque la mayoría de películas que nos llegan son estadounidenses, lo cierto es que creo que los actores del otro lado del charco no tienen nada que hacer al lado de los británicos; se nota que la mayoría de ellos empezaron haciendo sus pinitos en el teatro, porque la mayoría de las interpretaciones son soberbias. Y eso que es difícil transmitir sensaciones cuando los diálogos son tan escasos; pero desde luego lo consiguen.

No sé qué tienen las películas bélicas que desde siempre me han gustado muchísimo; y el caso es que no hago más que pensar (supongo que como todos) que las guerras son absurdas y que quienes más sufren sus terribles consecuencias son siempre los mismos. Pero no puedo evitarlo, es oír hablar de una película bélica y me puede la curiosidad; incluso hay veces que no es necesario que la película en sí sea bélica, porque con que haya una escena de batalla me suele servir, o mejor aún si hay una arenga previa a la batalla. Si lo vuestro no son este tipo de películas puede que os eche un poco para atrás el hecho de que la historia esté basada en un momento determinado de una guerra real. Pero yo le daría una oportunidad a Dunkirk, porque aunque tiene escenas propias de una guerra, es mucho más lo que transmite. Por lo general, cuando voy al cine siempre me suelo quedar hasta el final, porque me gusta ver los títulos de crédito al completo, mirar la lista de actores por si hay algún personaje que me haya gustado más y quiera investigar sobre ese actor en concreto, ver dónde se han rodado las películas, saber quién ha compuesto la música... Así que la mayoría de las veces salgo de la sala cuando ya no queda nadie; sin embargo en este caso fue muy llamativo, porque cuando la película terminó y empezaron los títulos de crédito, absolutamente nadie se levantó de su butaca. Allí nos quedamos todos sentados y ojipláticos hasta que la pantalla se quedó en negro...


Por todo esto, para mí Dunkirk fue la mejor película que vi en 2017.

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