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6 de diciembre de 2014

Verano de 2006...

Fotografía: Jean Paul Goude
Hace un año no sabía quién era Kim Kardashian. Ahora tampoco tengo muy claro quién es ni a qué se dedica y por qué parece que el mundo entero, excepto yo, vive ¿pendiente? de todo lo que ¿hace? esta señora. Pero me alegra que exista Kim Kardashian, porque aunque ignore por qué es famosa, solo por esas maravillosas fotos que se ha hecho hace poco, merece la pena saber de su existencia.

No me refiero a la sosa portada de Vogue en compañía de ese macarra que tiene por marido; las fotos que me han fascinado son las de un reportaje para la Paper Magazine, revista de la que hasta ahora desconocía su existencia.

Como ustedes saben (y si no lo saben, se lo digo yo ahora), soy una gran aficionada al mundo del arte. Y como ustedes bien saben, el arte está en todas partes, no solo en los museos. Y debo decir que si bien Kim Kardashian no me parece nada artística y la veo rechoncha y un poco torpe, las recientes fotos de su desnudo sí son una obra de arte. Espectacular. Y no lo digo por el cuerpo de la muchacha, que no entraría en mis preferencias estéticas femeninas, sino por la composición e intención de las fotos. Repito, espectacular. A simple vista, solo son fotos de una voluptuosa mujer desnuda. Pero no, no es tan sencillo como eso.

Según parece, esta muchacha es famosa por su culo. Enorme culo, todo hay que decirlo. Y la controversia que acompaña a la fama de ese culo es la discusión mundial de si ese culo es dado por la madre naturaleza o ha contado con la ayuda de los avances de la medicina estética. Desde mi punto de vista, no se qué puede tener de atractivo en una mujer bastante normalita un desproporcionado culo de metro y medio de ancho por metro de alto. Porque eso no es un culo, es una parcela. Pero sobre gustos no hay nada escrito y, desde luego, es evidente que sea lo que sea que se ha hecho para llevar encima un culo que debe de ser un problema aposentar en el asiento de un avión, aunque sea en primera clase, esa prominencia corporal tiene en el "candelero" a esta muchacha. Por tanto, Kim Kardashian va de culo y parece que le va muy bien.

Para mí es incomprensible desde el momento que, aquí servidora, se ha pasado media vida tratando de eliminar el culo prominente con el que la naturaleza me ha castigado y ahora resulta, mire usted qué cosas, que tener un culo que no te cabe en una silla es sexy y atractivo. Pues me da igual, no me convence el tema y por eso las fotos que hasta ahora había visto de esta señora me causaban total espanto. Tener mucho culo y querer y hacer por tener más y más me resulta, repito, absolutamente incomprensible. Pero lo dicho, cada cual es cada cual y allá cada uno con sus gustos y manías. Y como les decía, hace un año no sabía quién era esta muchacha y realmente en una foto en la que esté con más gente no sabría identificarla por su cara; aunque si la foto es del derrière, es inconfundible...

Y bien, dentro de la vida de famosa internacional, parece que la dedicación principal de Kim, que ni es cantante, ni actriz, ni tengo la menor idea de dónde ha salido ni por qué, es contarnos su vida, sus idas y venidas de un lado para otro del mundo, y sobre todo, la preparación de sus complicadísimas y carísimas bodas y posteriores divorcios. Y para deleite de propios y extraños, ha decidido enseñarnos el secreto de su éxito. Es decir, su culo, y ya de paso, todo lo demás. Pero está el mercado tan saturado de culos y tetas más o menos famosos que algo hay que hacer para no pasar desapercibida y no ser un culo más, por muy descomunal que sea.

Y desde el primer momento en que vi las fotos me quedé fascinada por las que me parecieron unas maravillosas fotos de una señora por la que nunca he tenido interés alguno. El desnudo femenino es una constante imprescindible en el mundo del arte. Y los registros de la desnudez pueden ir desde representar la primera ingenuidad de los desnudos de Eva, la fuerza y poder de todas y cada una de las diosas de los mitos griegos, la desvalida desnudez de las víctimas de batallas de dioses y guerreros, el mero estudio del cuerpo y su belleza o su falta de ella a, cómo no, la sensualidad y/o sexualidad de un cuerpo desnudo en posado en reposo, picante o plenamente explícito.

Que estarán ustedes diciendo que ¡vaya rollo por unas fotos de tetas y culo! Pues sí, y no me extiendo mucho más por no aburrirles, pero quiero defender y que quede claro eso de que el desnudo es un tema universal del arte y no solo un mero recurso cachondo de la publicidad o de las revistas. Que también. Creo que a todos, tanto a hombres como a mujeres, nos gusta ver bellas mujeres desnudas. No hay más que ver que las revistas femeninas están llenas de chicas desnudas y semidesnudas con las más variadas e inverosímiles excusas, y en las revistas masculinas, aunque quizás por otros motivos más determinados, también. Y no en vano los museos del mundo están llenos de imágenes de hombres y mujeres desnudos.

Es decir, todo desnudo tiene una intencionalidad. Ya saben que las casualidades no existen. Y siendo como es Kim famosa por su culo, plantearse hacer fotos de un desnudo debió de ser una tarea no complicada pero algo compleja. Kim nos enseña su culo pero ¿cómo hacerlo sin que sea vulgar o meramente un reclamo sexual? No le hace falta ninguna excusa, puesto que es mundialmente famosa y no una aspirante a starlet que necesita de poses sexys para llamar la atención. Por tanto, las cosas si se hacen se hacen bien, y Kim y su fotógrafo optaron por el humor. Acertada elección.

Las fotos son sexys porque Kim lo es. Pero eso no es ninguna novedad, puesto que cualquier mujer con ropa y pose adecuada puede ser y resultar sexy. Pero las fotos de Kim son, sobre todo, espléndidas y divertidas. Sí, divertidas. La sosaina y siempre seria Kim Kardashian tiene sentido del humor, eso sí es un descubrimiento y no el de destapar su culo. Porque enseñar el culo y las tetas no tiene nada de particular; muchachas tanto o más atractivas que Kim te las encuentras en topless en las playas o en las portadas de tantas y tantas revistas. Pero la puesta en escena y, sobre todo, el detalle de calidad de lograr de esta mujer, que es un rechoncho retaco, el efecto de parecer estilizada a la par que voluptuosa y divertida sirena... Me recordaba a algo ya visto, pero no era capaz de concretar qué y/o dónde...

Es evidente que muchos verán ese tipo de publicidad como un mero mercadeo de los cuerpos femeninos para satisfacción visual-sexual de otros y hasta lo consideren ultrajante para las mujeres. No estoy en esa onda, a mí no me parece nada ultrajante mientras sea un trabajo estético de calidad, porque la contemplación de cuerpos desnudos y bellos es algo que tenemos arraigado en nuestro ADN desde el arte griego y más atrás. Por tanto, sin indagar más sobre vida y milagros de Kim Kardashian, debo decir y digo que ha sido una buena idea posar para estas fotos y yo, como espectadora, se lo agradezco.

¿Que resulta que las fotos están recortadas y retocadas y que Kim no es como la vemos en esas fotos? ¡Y qué más dará, son fotos para una revista de entretenimiento, no la base de una tesis doctoral! ¿Que la idea de estas fotos no es original puesto que el mismo fotógrafo ya había hecho performances parecidas con anterioridad? ¡Ay, de verdad, a todo hay que ponerle pegas! ¡Qué manía más tonta de la verdad, siempre la verdad y solo la verdad, qué cansina y envidiosa es la gente!

Ni caso, Kim. Estás estupenda y muy simpática. Pero además, miren ustedes por dónde, gracias a estas fotos me entero de que el fotógrafo es Jean Paul Goude, un nombre que en principio no me dice nada pero que si tiene el talento para convertir a Kim Kasdashian en una obra de arte es que ese talento es inconmensurable. Y ya por curiosidad y buscando otros trabajos de ese fotógrafo, me he encontrado con ¡oh, cielosss! un sorprendente y hasta emocionante hallazgo relativo a mi vida personal. Para empezar, siguiendo la pista de que una de esas fotos me sonaba a ya vista, resulta que una de las de Kim es la réplica cuasi exacta de otra anterior de ese mismo fotógrafo y por eso, claro, me resultaba conocida. Una foto extraordinaria difícil de olvidar. Pero miren ustedes por dónde que no fue esa la única coincidencia.

Fotografía: Jean Paul Goude
Porque siguiendo la pista a este fotógrafo, gracias a este bendito invento de Google, resulta que es el mismo autor de una enorme foto que estaba en la fachada de las Galeries Lafayette, concretamente en el año 2006, y que me dejó absolutamente alucinada y extasiada. Una fantástica, sexy y divertida foto como promoción de las rebajas de verano en los almacenes franceses que me llamó poderosamente la atención y no tengo reparos en decir que me enamoró y extasió. Por ahí estarán las fotos que le hice y recuerdo la cara de extrañeza de mi compañero de viaje a todos y muy cansinos comentarios laudatorios sin fin sobre la enorme foto . Y es que cuando algo me gusta me pongo muy pesada y no tengo freno.

- ¿Te gustan las mujeres desnudas?
- Perdona, pero esta foto no es una mujer desnuda, ¡es una magnífica obra de arte!, respondí yo.

Sí, para qué lo voy a negar, soy una pedante y además me encanta serlo.

E indagando un poco más después de este inesperado descubrimiento, este Jean Paul Goude resulta, y aquí ya me quedé sin respiración, que ¡es el responsable de esa imagen icónica e intemporal que todos tenemos de la internacional Grace Jones! ¡¡Acabáramos!! ¡Grace Jones! Que resulta que, desde que era una mocosa, adoro el trabajo de este hombre, Jean Paul Goude, ¡y yo sin saberlo!

Si pudiera, llamaría a Kim para darle las gracias por llevarme desde su culo a un fotógrafo del que siempre me ha fascinado su obra sin saber quién era. Porque sí, Jean Paul Goude es un fotógrafo extraordinario y la cabeza pensante de los mejores trabajos publicitarios elevados a categoría de arte y que hemos visto durante años y años desde vallas, revistas y anuncios. Y permítanme la inmodestia de que, sí, ver las fotos de Kim e intuir que detrás estaba el ojo de un genio de la fotografía ha sido todo uno, y que el arte es arte en cualquiera de sus expresiones y este Jean Paul Goude es, repito, un genio.

Ni me lo discutan.

Y lo mismo que me felicito por mi feliz y emotivo descubrimiento de que estas fotos eran expresión de talento de alguien que ha acompañado mi vida, reconozco que ha sido desde la total ignorancia de no saber quién era y me encuentro agradecida y emocionada de poder ponerle cara y nombre al fotógrafo cuya obra siempre me ha fascinado. Nunca es tarde si la foto es buena. Por tanto, sea lo que sea lo que hagas en la vida y por lo que seas famosa, ¡gracias, Kim! Recuperar del recuerdo aquella foto de un verano en París y reconocer a su autor a través de tus fotos es algo que, como las pequeñas sorpresas de la vida, no tiene precio.

Bueno, tú habrás ganado una buena pasta con estas fotos, pero ¡qué importa, te lo mereces! Porque ese culo no va a tener siempre ese aspecto turgente y comunal; aprovecha mientras puedas, querida.

Joie de vivre, Kim!

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