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21 de abril de 2010

Cuadernos germánicos (X): Wiesbaden

Después de nuestra visita a Rothenburg ob der Tauber por la mañana, nos dirigimos a Wiesbaden. El recorrido hasta allí es de 215 kilómetros, así que llegamos a media tarde. La ciudad no es excesivamente grande, al menos lo que está en el centro, por lo que se puede recorrer andando perfectamente.
Iglesia ortodoxa rusa
Como el único sitio de interés que queremos visitar está en las afueras, concretamente en el monte Neroberg, empezamos por él para luego dirigirnos hacia el centro y ver todo lo demás. Este lugar es una iglesia ortodoxa rusa, a la cual se puede llegar en coche o en un teleférico que te deja en las cercanías.

La iglesia fue erigida entre 1847 y 1855 para albergar los restos mortales de Isabel Mijailovna, esposa del duque Adolfo de Nassau, y para su construcción se tomó como modelo la iglesia de la Ascensión de Moscú (doy fe de que es prácticamente igual a ella). Se suponía, o al menos eso hemos leído en nuestra guía, que un guardián con barba, enorme (tipo monje ortodoxo), estaría en la puerta y se arrancaría a cantar para recibir a los visitantes, pero nos quedamos con las ganas porque allí no hay nadie más que el párroco, y el pobre no tiene pinta de ponerse a cantar...

En el monte Neroberg, además de la iglesia, hay también un monumento a los caídos en las dos guerras mundiales, un complejo de ocio con piscina, una cafetería y uno de los viñedos más antiguos de la zona, que está abierto a los visitantes. La zona verde que da a la piscina y se prolonga hasta la ciudad es un lugar muy frecuentado por los lugareños para tomar el sol (cuando hace sol, claro).
Marktkirche
Una vez que vemos esto, nos dirigimos hacia el centro para, como de costumbre, soltar el coche y recorrernos todo andando. Al final aparcamos en el centro centro, en la Marktplatz, y al salir de allí lo primero que vemos es la espectacular Marktkirche (iglesia del Mercado), que está dedicada al culto protestante y fue construida entre 1852 y 1862, con ladrillos rojos muy llamativos que proceden del Ducado de Nassau. Tiene tres torres neogóticas, una de las cuales es el edificio más alto de la ciudad, con casi 100 metros. Fue la primera construcción realizada exclusivamente con ladrillos procedentes del Ducado de Nassau, que tienen un llamativo color rojo. Frente a ella se encuentra un monumento dedicado a Guillermo de Oranien, y en su interior se suelen llevar a cabo conciertos de órgano y de campanas.
Altes Rathaus
Alrededor de la Marktplatz se encuentran el resto de sitios que se pueden visitar en Wiesbaden. Junto a la Marktkirche están la Marktbrunnen (fuente del mercado), el Altes Rathaus (ayuntamiento antiguo) y el Neues Rathaus (ayuntamiento nuevo), que se construyó entre 1884 y 1887, y cuya fachada renacentista fue destruida, como muchas otras cosas, por los bombardeos de 1945. En el empedrado del suelo junto al edificio se pueden ver el águila del Reich y el león de Nassau. Dentro del ayuntamiento se exponen diversas obras de arte, dedicadas principalmente a Wiesbaden y a sus ciudades hermanadas.
Parlamento
Enfrente del ayuntamiento antiguo, en la misma plaza, tenemos el Stadtschloss (castillo de la ciudad), que fue mandado construir por el duque Guillermo von Nassau hacia 1840. Es un edificio sencillo, de estilo clasicista, y durante el tiempo de los prusianos era el sitio favorito del rey prusiano y del emperador alemán. Desde 1946, este edificio es la sede del Hessischer Landtag (parlamento del estado federado de Hesse). El primer sábado de cada mes se puede acceder a él mediante visita guiada.

Uno de los últimos sitios por los que pasamos es la Kaiser-Friedrich-Therme (terma del emperador Federico), que para muchos es la mejor atracción de Wiesbaden. El edificio existe desde 1913, aunque estuvo sometido a varias obras de restauración y no volvió a abrirse al público hasta 1999. En él se ofrecen diversos tratamientos y hay que reservar porque si no es casi imposible poder entrar; como curiosidad, el martes es el día reservado sólo a las mujeres.
Jardines del casino

Alejándonos del centro, llegamos hasta el Kurhaus Wiesbaden, un edificio clásico restaurado, que data de 1907 y que se ha convertido en el teatro principal de la ciudad, así como en centro de convenciones y casino. Si se quiere visitar, es obligatorio llevar americana y corbata. Ni que decir tiene que nosotros ni nos molestamos en entrar. Eso sí, como el edificio está lleno de andamios (esos que nos persiguieron durante todo el viaje), al menos podemos hacer unas fotos en los jardines, que me sorprenden por lo bien cuidados que están.

Después de haber paseado por todo el centro de la ciudad y haber visto el casino y tiendas de Cartier, Rolex, etc., todas con cosas carísimas, me choca un montón encontrarme con un Games Workshop; no me pega nada una tienda tan friki en esta ciudad tan pija; claro que a lo mejor es por eso por lo que la tienen un poco escondida...

Por lo que podemos ver, esta ciudad está pensada para gente con dinero, más que para turistas. Y por supuesto, como casi todas las ciudades alemanas, para los aficionados al vino y a las Weinfesten (fiestas del vino, a las que los alemanes son realmente aficionados). Si sois unos viciosos de las compras, Wiesbaden será el paraíso para vosotros. Eso sí, ya podéis ir preparando las tarjetas de crédito... Nosotros nos preparamos para visitar Frankfurt al día siguiente.

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